Inmortal ~Malec~

Welcome to my life.

"Do you ever feel like breaking down?

Do you ever feel out of place?

Like somehow you just don't belong

And no one understands you

Do you ever wanna run away?

Do you lock yourself in your room?

With the radio on turned up so loud

That no one hears you screaming"

—Simple Plan, Welcome to my life.

Aquella mañana Alec se había levantado con un vacío en el estómago y todo el cuerpo sudando frío, estaba seguro de que había tenido otra pesadilla, sin embargo, sabía que la sensación no se debía a ésta, era más bien una mezcla de preocupación y ansiedad, y no sabía exactamente por qué.

Aun así se levantó de la cama y se empezó a preparar para un nuevo día, dejando de lado -como siempre- aquello que estaba sintiendo. Tomó una ducha rápida y salió de su pequeño baño con una toalla envuelta en la cintura, aún con las gotas de agua cayendo rebeldes por su cabello negro; se estaba preparando para escoger lo primero que encontrara en el armario cuando alguien abrió la puerta de su habitación. Alec pegó un pequeño salto en su lugar mientras se volteaba a mirar quién demonios era tan temprano en la mañana.

—Jace, ¿pero qué haces aquí a estas horas? —preguntó Alec, tomando aire de nuevo después del susto y volviendo a coger la ropa sin prestar mucha atención a lo que cogía. Por fin se colocó unos jeans desgastados y una camiseta negra.

—Quería que supieras que la tarde de ayer Izzy te pidió una cita con el doctor, la tienes hoy a las dos, así que te quiero puntual allá —habló Jace con voz firme y con el rostro cansado, se notaba que el estar despierto antes de que saliera el sol hacía efecto en él —. Y no quiero que me mires así, sé que si no lo hacíamos nosotros, tú nunca lo harías. Así que eso, suerte hoy —terminó por decir a tropezones, como con prisa de volver a la cama, alzó una mano a modo de despedida y dejó de nuevo a Alec solo. El chico se encontraba terminando de secar sus cabellos y pasaba una mano despreocupadamente por ellos, como intentando peinarlos, aunque lógicamente quedaron tan desordenados como siempre. Salió de su cuarto sin importarle demasiado y cruzó el pasillo donde también estaban otras dos habitaciones (las de sus hermanos) y un cuarto de baño independiente, bajó los escalones de madera y se dirigió a la cocina, una estancia grande con una isla de madera en la mitad de esta, bastante moderno. Alec se quedó mirando su hogar y por un momento se sintió aliviado, si él tuviera que pagar por un lugar donde vivir no tendría tiempo ni para respirar, y definitivamente no sería un lugar tan bonito y grande como ese. Le alegraba mucho que sus abuelos le hubieran dejado esa casa a él y ahora solo se tuviera que preocupar por los servicios y la comida, aun así se sentía un poco mal por no poderles ofrecer mucho más a sus hermanos.

Suspiró tomando un pedazo de pan, metiéndoselo a la boca sin ni siquiera inmutarse a tostarlo y sacando un poco de zumo de la nevera; no se demoró ni cinco minutos desayunando cuando ya se encontraba cepillando sus dientes y saliendo presuroso por la puerta, su día empezando un poco tarde para su gusto.

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—¿Por qué tan distraído? —preguntó Jonathan acercándose lentamente a un Alec que se encontraba limpiando la barra en el mismo lugar por quinta vez.