Radiate love

Capítulo 2: ¿Estás bromeando?

Después de que la maestra McGuire me humillara públicamente en frente de la clase, me ignoró el resto de la hora.

Aun no comprendo por qué sintió la necesidad de interrumpir la clase para recalcar el hecho de que no se me da su asignatura. ¿Acaso se enojó porque no estaba poniendo atención? Nah, no lo creo. Más bien debió ser que se molestó porque la rechazaron. Sí, eso debió ser.

Lo que sea. La razón de que la maestra quitó su atención de mí fue una persona.

No sé ni me interesa saber tu nombre, pero gracias por salvarme compañeroquenoconozco, aunque pudieras haberlo hecho antes.

Agradecí y reclamé mentalmente al chico que atrajo su atención al preguntarle algo que no había comprendido.

Después de eso, no sólo la profesora sino todo el grupo volvió a lo que estaban haciendo antes de la irrupción y me sentí aliviada.

Realmente odiaba que el salón se silenciara. El hecho de que no era natural, me incomodaba. Por favor, ¿qué salón se mantiene en un silencio sepulcral cuando no hay examen? No hay, no existe. Si no era la voz del profesor, eran los murmullos de los estudiantes.

A pesar de no tener los ojos de la señorita McGuire perforándome, ahora eran otro par de ojos los que lo hacían…

Oh dios.

De seguro se dio cuenta de que él fue la causa de mi distracción.

Eché una mirada rápida de reojo a mi derecha para comprobar si en verdad era Cameron el que ahora no apartaba sus ojos de mí. Y lo era.

Aunque no sucedió de la manera que imaginaba, por segunda vez en el día se cumplió otro deseo mío: El chico de mis sueños no despegaba sus ojos de mí, y por primera vez, era la chica que sus ojos reflejaban.

El primero se efectuó cuando me dirigió un saludo al inicio del periodo.

Una pequeña sonrisa se formó en mis labios. Al fin las cosas se estaban tornando de la manera que quería. Los sueños sí se volvían realidad a pesar de no haber hecho algo para lograrlos.

Volví a mirarlo a hurtadillas para comprobar por segunda vez, pero esta vez vi algo que no me esperaba y mi sonrisa desapareció. Sí era Cameron, sin embargo, esta vez caí en cuenta de que su mirada reflejaba preocupación y… ¿tristeza? Sus cejas rubias se encontraban fruncidas y sus ojos verdes se entrecerraban, manifestando una incredulidad.

Creo que no se esperaba que estuviera a punto fallar una materia.

O, espera, más bien se encontraba nervioso de que lo fuese a reportar con la profesora por ser el motivo de que su estudiante la ignorara cuando se encontraba explicando una ecuación. Y contaba con una buena razón, porque esa bruja no se tocaba el corazón para suspendernos por cualquier motivo, por más mínimo que fuera.

Evité voltear a su lado por el resto de la hora. La clase terminó sin más interrupciones y todos corrieron al oír el timbre. Lo más seguro era que tenían la urgencia de llegar a su casa u odiaban esta materia, al igual que yo lo hacía.

Cuando el salón estaba a punto de vaciarse completamente consideré en hablarle a Cameron, temía que me reclamara para asegurarse de no culparlo.

—No te preocupes. —Al final me obligué decirle para que no se inquietara—. No te voy a acusar con la maestra.

Sus hermosos ojos de color verdoso volvieron a reflejar confusión y a una pequeña yo, en cuanto atraje su atención.

—¿De qué? No entiendo de lo que hablas. —Habló, completamente extrañado de lo que le dije.