Encuentro inesperado.

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La cita de ambos había sido espectacular, fue una tarde que ninguno de los dos olvidaría nunca, y más si pensaban llevar una relación después de haber dejado de lado el tema de la venganza. Aunque hubiera empezado un tanto mala, ambos supieron como conllevarla por el buen camino, sin importar los descontentos que se formaron en medio de esta; todo terminó bien al final. Luego de salir del restaurante, las miradas se vieron centradas en ellos nuevamente pero el aura que ambos habían creado entre sí era un escudo suficiente como para ignorar lo que los rodeaba y seguir como si estuvieran caminando en un lugar completamente solo, como si estuviesen él para ella y ella para él, nadie más. Cambiaron el rumbo de su caminata, Garu había propuesto una especie de agradecimiento para Clown y Jumong el cual lo habían aceptado a pesar del pasado que esos tres tenían juntos, y ahora se dirigían hacia la casa del ninja para poder buscar los ingredientes que usarían para hacer la comida que posteriormente ofrecería él como método de agradecimiento. Así pasó, buscaron lo que necesitaban y, entre algunos juegos un tanto melosos, volvieron a tomar rumbo hacia la guarida de la kunoichi pero un desafortunado encuentro ocurrió de camino.

—¿¡T-Tobe...?!—preguntó Jing Jing bastante alarmada, volteándose y apretando el bolso que tenía entre los brazos con fuerza. Por poco y no arruina los ingredientes que tenía adentro—.

—Jing, cuanto tiempo...—el mayor dio uno y medio pasos hacia el frente, acercándose hacia ella. La kunoichi retrocedió levemente con respecto a eso, asustada—J-Jing...—en aquel momento, en aquel susurro del nombre ajeno, Tobe volteo su vista hacia Garu, pegando ahora cada fragmento del ambiente en su mente y entendiendo la situación—Jing Jing, ¿Qué haces con Garu? No me digas qué...—no terminó de hablar cuando su mano libre ya estaba empuñada, listo para atacar al ninja pensando que aquella escena era algo malo—.

—¡No! No... No es lo que crees, Garu solo me acompaña a la guarida a llevar estas cosas para comer. Sí, solo... Solo eso...—exclamo interponiéndose en el camino del mayor, luego bajando el volumen de su voz al igual que el nivel de su cabeza, quedando temerosa de lo que la rodeaba, de Tobe—.

Tobe estuvo a punto de iniciar una pelea, al parecer el pasado perfectamente puede volver cuando quiere y afectar el presente; hasta tal vez el futuro. Se detuvo de golpe cuando la kunoichi le hizo frente, eso y además que su otra mano estaba siendo sujetada por Pucca, que miraba toda la escena en silencio y luego fijando su mirada en Garu que ya la estaba mirando desde que aquel desafortunado encuentro se dio. 

—Es cierto, Tobe, solo estaba acompañando a Jing a su guarida, nada más—dijo Garu luego de quitar sus ojos de Pucca y clavarlos sobre los del mayor, con una mirada firme y sin intenciones de falsear—.

—Pero... ¿Por qué? Se supone que son... Enemigos... ¿No? Garu... Tú... Tú siempre vas tras ellos y... Y... Jing, ¿Sigues haciendo lo de antes? Yo... ¿Tienes otro jefe? ¿Qué ha pasado con los robos y las fechori...?—no terminó de hablar pues un apretón detuvo sus palabras. Tobe volteo a ver a Pucca que ahora le miraba a él, preocupada—.

Parece que el pasado podía volver cuando quisiese y ahora lo estaba haciendo, recuerdos de él siendo líder de los vagabundos llegaron a su mente y estaban haciendo estragos en ella pues el detonante de aquello fue Jing Jing, no la había visto en mucho tiempo y verla en esa situación era algo que él nunca se imaginó y ahora comprobó que se le escapaba de las manos lidiar con algo así. Supuso que fue así en un principio para los aldeanos de Sooga al ver que él había cambiado por Pucca, aún así no podía asimilarlo por completo y de repente su cabeza empezó a doler, necesitaba una escapatoria para que aquellos recuerdos dejaran su mente; y su memoria.

—Garu... Tú... ¿No te habías ido? Estabas en un viaje de entrenamiento ninja, ¿No es así?—le preguntó al azabache, este volteo a verlo—.

—Sí, Tobe, pero ya he regresado como puedes ver—contestó ante la incógnita ajena en lo que volteaba a ver a la kunoichi y de nuevo al mayor—Tenemos prisa y parece ser que esta no es la mejor situación para tener esta charla, nos vemos—se dio la vuelta, mirando a Jing Jing en señal de que era hora de irse de ahí, esta obedeció de inmediato. Luego de unos pasos, Garu se detuvo y volteo a ver de nuevo a Tobe—Me alegra que te hayas unido al lado bueno, espero y podamos olvidar todo nuestro pasado y convivir en el presente—dijo Garu, reanudando su caminata junto a la kunoichi—.

Poco después ambos se perdieron de vista, dejando a Tobe y a Pucca en el sitio.

—P-Pucca... Yo... Lo siento, creo me he dejado llevar y.. Yo... Yo...—se le dificultaba hablar, aquello había sido duro para él y los recuerdos de su pasado empezaban a atormentarlo de una manera que hacían que su cabeza doliese cada vez más y más—.

En aquel momento Pucca le abrazó, como si intentara calmar la angustia que el mayor había sentido a causa del encuentro que había tenido con alguien que formó parte importante de su pasado. Desde que todo aquello de la poción había terminado, las cosas entre Tobe y sus demás secuaces había sido difícil pues él dejó todo eso de la maldad atrás para poder ver hacia adelante estando ahora con Pucca, cosa que fue difícil pero con el tiempo pudo lograr. Sus ninjas volvieron a tener una vida normal, ahora simplemente eran unos aldeanos más en Sooga, algunos buscaron trabajo y se establecieron formalmente en un hogar, otros volvieron con sus familias, otros decidieron ir por unas vacaciones y algunos siguieron el camino ninja del bien. Los vagabundos, por otro lado, aún seguían haciendo sus fechorías como siempre, pero menos organizadas que antes pues su líder había dejado de serlo y no tenían a alguien capaz al mando, excepto por Jing Jing pero ella estaba concentrada en otros planes, planes que acabaron por estar como lo estaban ahora. 

—Hmp, hmp—se escuchó de Pucca, jalando de la mano de Tobe, ordenando que se fueran de ahí—.

—Sí, tienes razón—contestó él y ambos se fueron al restaurante pues ahora Tobe vivía allí—.

Garu y Jing Jing retomaron su rumbo hacia la guarida, el camino se empezó a hacer más largo sin importar lo cerca que estuvieran del sitio, la situación que ambos había enfrentado anteriormente pegó bastante al ambiente que ellos habían creado poco a poco, todo ese esfuerzo había sido en vano. La kunoichi ahora miraba el suelo, abrazando con la misma fuerza implementada anteriormente el bolso con los ingredientes que habían ido a buscar en casa de Garu, su semblante había decaído, ahora aquella figura de belleza que la chica había demostrador poseer era un total manojo de tristeza, ansiedad y sentimientos encontrados. Algo difícil para ella sin duda alguna. Garu también había sido afectado por aquel encuentro, aunque hubiera tenido más tiempo de entrenamiento ninja aún no podía ver a aquellos dos juntos, ni siquiera podía aceptar el acoplo de Tobe al lado bueno, aunque nunca hubo lado bueno o malo, él simplemente se defendía de sus ataques cuando Tobe iba a por él gritando venganza por todos lados, sin saber a qué se refería con ello pues no sabía, o recordaba, que le hubiera echo algo en el pasado para que le tuviera rencor y buscara venganza. Se le había hecho costumbre y que ahora no fuera igual le estaba costando en digerirlo.

—Jing... ¿Estás bien?—le preguntó a la azabache en lo que volteaba su cabeza y dirigía su vista a ella por completo. Tenía un semblante total y notoriamente preocupado—.

—N-No... No es nada, Garu, estoy bien—dijo ella como pudo, aunque denotando aquella quebradiza voz que Garu no dudo en dar por hecho—.

—No, esa no es la voz de alguien que está bien. ¿Quieres hablar de ello más tarde?—le dijo con algo de sutileza en su voz, debía ser cuidadoso al tratar ese tema con respecto a ella, era algo que ya había hecho y tenía experiencia—.

Ella asintió con la cabeza, aún con aquel semblante decaído, unos pasos más luego de aquel intercambio de palabras y Garu detuvo si caminata, se giró hacia ella, se inclinó y beso su mejilla con suavidad y ternura, haciendo que ella se detuviese de golpe y lo mirara un tanto extrañada, algo así frente a todos y de repente, sin duda alguna no se lo esperaba y su expresión lo dejaba bien en claro.

—Todo estará bien—le dijo él, sonriente—.

Ella asintió con la cabeza, curvando con levedad una pequeña sonrisa entre sus labios que fue suficiente para el ninja, calmándose un poco al seguir caminando y charlando con ella de cualquier cosa que se le hubiera pasado por la cabeza en ese instante, así hasta llegar a estar frente a la puerta de la guarida, ambos, uno al lado del otro a punto de entrar a aquel sitio donde los estaría esperando Clown y Jumong seguramente hambrientos.

—¿Lista?—preguntó el ninja justo antes de tomar el perillo de la puerta a la guarida, volteando a verla—.

—Eso creo...—respondió ella en lo que le miraba, no muy segura de sus palabras y con un semblante un tanto asustado—.

Garu frunció el ceño con levedad y con un movimiento un tanto rápido, golpeo las caderas ajenas con las suyas, sonriendo y soltando una carcajada un tanto juguetona. Ella se quedó un tanto atónita por las acciones de él pero aquello sin duda alguna le levantó un poco el ánimo. Ambos respiraron hondo y entraron por fin al lugar.

—¡Ya estamos a...!—no terminó de hablar en cuento vio la sala de estar completamente vacía, sin ruido y bastante tranquila, algo poco común en ese lugar—.

—Vaya... ¿A donde crees que fueron?—comentó el ninja mientras entraba, a la par de la kunoichi, y cerraba la puerta detrás de ellos. Posteriormente ambos dejaron las cosas sobre la mesa de la cocina—.

—No lo se, normalmente están aquí cuando llego de rob...—cayó de repente, volteando a ver a Garu un tanto apenada, él ya la estaba viendo cuando eso—Siempre están aquí—y desvió su vista con un leve rubor en sus mejillas—.

—Supongo que llegaran más tarde. ¿Qué te parece tener la cena lista para ellos cuando lleguen?—propuso sonriente en lo que caminaba un par de pasos y llegaba hasta la mesa donde estaban las bolsas con ingrediente varios—.

—Es una buena idea.

Ambos sonrieron y comenzaron a preparar las cosas para Clown y Jumong. Buscaron los utensilios que necesitaban, los lavaron, separaron las tareas, los ingredientes, cada uno estaba ocupado con algo.

—La idea es que la masa te quede esponjosa y sin grumos—explicó a la azabache que estaba haciendo la masa para los dumplings que tenía pensado hacerles a aquellos dos—Ven, te enseño...—dijo y se acerco hasta ella por detrás, paseando sus manos por los brazos de la kunoichi con suavidad hasta llegar a sus manos, colocando las suyas encima y entrelazando sus dedos con los ajenos—.

—Cállate y ayúdame, es la primera vez que hago es...—se calló en el mismo instante en el cual sintió la presencia de Garu detrás de ella, la acción de él la tomó por sorpresa y un escalofrío recorrió su espalda al tenerlo de esa manera sobre ella, pero fue un escalofrío placentero más que de incomodidad—G-Garu...—susurró en lo que se acoplaba al cuerpo ajeno, moviendo de una manera un tanto coqueta sus hombros y pegándose más a su cuerpo—.

—¿Ves? Simplemente da movimientos suaves, delicados, lentos...—decía en voz baja mientras amasaba de aquella manera que narraba, moviendo las manos de la chica acorde a sus palabras—.

Cuestión De Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora