Capítulo 1: Psicólogo

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Mi vida no era perfecta, a pesar de tener todos los lujos, ser de un buen corazón y distinguido, nada era lo que parecía.

Ahora había llegado al punto de dejar de comer, no hablar con nadie, estar encerrado las veinticuatro horas del día.
Ya no asistía a clases, las tenía en línea por miedo a que me hagan más daño.

Pero había que aceptarlo, sí, mi destino es estar solo...

Desde pequeño, he sufrido tanto.
Nadie ha estado ahí para mí, algunas veces me siento tan... indefenso.

Una escoria, a diario me siento así.

¿cuál es el motivo de estar aquí?, Es decir, nada hace que me aferré a seguir sufriendo.

¿No ves que no vales nada?, Nadie te ha querido yug, nadie nunca lo ha hecho.

Todos te quieren muerto porque no soportan el hecho de que seas tan débil y un inútil.

¡Cállate, cállate! —tironeé de mis cabellos—

Por eso tu padre te meterá al manicomio, no entiendo como puedes ser así de repulsivo.

El dijo que era por mí bien, solo será un psicólogo, ¿no?... —susurré—

Eres tan estúpido que no te das cuenta que solo te están mintiendo, en realidad es porque ya nadie de tu familia te soporta. Deberías de irte, marcharte para siempre.
Ellos se desharán de tí con tu consentimiento.

¡Basta!, ¡basta!, Solo me haces daño.  —tomé un pequeño espejo y lo rompí, cogí una astilla y lo pasé sin ningún pudor sobre mi piel—

A medida que cortaba, todo ese mal trago se iba. Reía a carcajadas con cada cortada, no hay dolor, solo cosquillas.

—¡Yugyeom detente! —mi hermano corrió hasta mí, me abrazó y quitó la astilla, no deje de reír por un buen rato más hasta que me tranquilicé—

—Dame eso...

—Yugyeom, hermano, ya habíamos hablado sobre esto, no lo hagas por favor... —me suplicó mientras me abrazaba fuertemente, mi hermano estaba llorando y era por mí culpa—

¿Ves lo que provocas?, Solo causas dolor en las personas.

—Jackson, él nunca... Se fué...

No había palabras para describir el rostro aterrorizado de mi hermano, sabía que al decirle eso, conllevaría más problemas. No había verdad más clara, él nunca se fué, se quedó y quedará conmigo para siempre.

—Jackson ayúdame, no lo quiero, me hace daño. Mucho daño... —mi voz quebró, sujeté fuerte sus brazos que me rodeaban—

—Gyeom, hermano, yo te ayudaré, estarás bien... No te asustes por favor...  —acarició mis cabellos y rostro desesperado—

No tenía amigos, con los únicos que hablaba eran mi hermano y padre.
Los sirvientes preferían alejarse de mí. No lo entiendo, yo no soy malo, no lo soy...

Eres muy malo yug, por eso todos te quieren lo más lejos posible. Por eso tu hermano tiene problemas, lo volviste un adicto.

No sé en qué momento Jackson había traído el botiquín, justo ahora me está curando las heridas que me hice. No hay ninguna reacción mía.
Mis pensamientos se encargan de ocuparme y desviarme por completo.

Parezco sin vida, con la mirada vacía.
Yo solo quiero acabar con todo este dolor que me mata lentamente.
¿Alguna vez podré estar bien?, No lo creo.

Escucho mi respiración dentro de todo este perturbador silencio que me carcome por dentro.

A penas eran las doce del mediodía, tan pronto empezó con mi sufrimiento. Esto no es nada comparado con lo larga que se hace la noche.

Hace días, quizá semanas que no veo mi rostro, y es por miedo, miedo de conocer al nuevo mounstro que soy.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo al ver la puerta semi abierta, ahora mi hermano me extiende un vaso con agua y mis pastillas.

Los labios me tiritan por querer emitir un sonido, pero no puedo.
Dudoso, acepto la pastilla y sin chistar la tomo.

Él se va, pero no sin antes dedicarme una cálida sonrisa, algo que es tan digno de él y aunque no se lo diga, me ha ayudado bastante, tengo tantas cosas por agradecerle a mi hermano.
Sus labios pronuncian un "Adiós Gyeom", algo tan marcado de mi hermano.

Sin pensarlo, ahora me tienen atado a mi cama, dejo escapar una risa irónica y como es rutina, intento liberarme de aquella prisión blanca. Tironeo de los grandes y ajustados cinturones de castigo, pero no pasa absolutamente nada.
Rendido de luchar contra algo que no tiene sentido, miro el techo, está adornado de estrellas y una luna color verde.
Dejo escapar un suspiro y pienso, ¿cuándo será el día en que pueda mirar las estrellas como se debe?, ¿cuándo podré salir y hacer sonreír a todas las personas?, ¿cuándo dejaran de molestarme?, ¿dejare de hacerme daño?, ¿realmente vale la pena... Vivir?

El chirrido de la puerta eriza mi piel, giro lentamente hasta está y ahí se encuentra papá, a su derecha una persona que no conozco y me sonríe... Él me sonrió...

El miedo me invade provocando que me remueva en la cama, el chico azabache me observa, por sus lentes y larga bata blanca puedo reconocer quien es...

—Jackson... Ayúdame... —susurro sin fuerzas—

—Yugyeom, tranquilo, él te ayudará. Él es Park Jinyoung, tu nuevo psicólogo. —sus palabras tan serenas solo lograron profundizar más mi terror—














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Hola UuU espero que le den una oportunidad a esta historia ❤...

Reflejos: No eres tú, soy yo. (JinGyeom) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora