1: Ducha de media noche

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Yuri*

Abro la puerta de mi habitación, con el corazón acelerado y vista perdida, algo despeinado y con ojeras. No he dormido bien en los últimos día por causa de mis entrenamientos, y hoy en definitiva no podré pegar un ojo.

Las fuertes ganas de sentir mi cuerpo contra el de alguien más me da vueltas en la mente desde hace ya varios días, y a falta de tiempo no he podido hacer nada al respecto. Me quito los tenis y los arrojo a un rincón; me quito mi chaqueta y mi camiseta; el pans y los calcetines, quedando finalmente en ropa interior, unos boxers blancos ajustados.

Me arrojo de cabeza a la cama, cubriendo mi cara con la almohada. De pronto me llega un muy leve olor peculiar; olfateo minuciosamente a mi alrededor y me percato que el olor proviene de mi propio cuerpo, tal parece que los desodorantes y las lociones no sirvieron de mucho. Me levanto de nuevo y camino flojamente al baño, donde me retiro mi ultima prenda y entro a la ducha.

Luego de varios minutos jugando con las llaves ajustando la temperatura del agua, y el shampoo; llega a mi mente la súbita imagen de esos ojos. Un par de ojos intensamente azul celeste coronados con finas pestañas quebradas; y dos cejas que, aunque delgadas, muy bien pobladas color gris plateado. Esa perfecta imagen de mi entrenador logró un cambio en el ambiente, y en mi propio cuerpo. Poco a poco el agua de la ducha se torna fría mientras el vapor invade el espacio, empañando el cansel de acrílico que separa la ducha del resto del baño. Mi corazón se acelera y mi frente se moja con lo que parece ser el sudor de una excitación repentina.

Miro de reojo hacia abajo, aquella parte de mi cuerpo se ha erguido hasta sentir un muy leve tirón, como si mi propia piel se ajustara de más; sensación que, en lo personal, resulta bastante agradable. Me sonrojo avergonzado a pesar de saber que nadie me está observando. Normalmente no me suele pasar este tipo de cosas, pero por alguna razón, me ha ocurrido. Me siento como en mis tiempos de adolescente, en plena pubertad, cuando se supone que esto era mucho más usual. Pero en este momento no debería serlo.

En respuesta a la clara petición que mi propio cuerpo hace, tomo suavemente con mi mano derecha el cuerpo de mi miembro erguido, el cual percibo a una temperatura más alta y con una firmeza mayor de lo habitual.

Mientras mi mente no deja de mostrarme varias partes específicas del hermoso cuerpo de Víctor Nikiforov, manipulo mis zonas privadas con intenciones impuras. Con mis ojos cerrados, imagino sus carnosos labios en posturas poco apropiadas, sacando la punta de su rosada lengua de formas que pocos imaginan; su esbelta cintura y su abdomen marcado, sus piernas perfectamente trabajadas; y su...

Un sonido repentino me hace salir de mi enorme pensamiento, un pequeño golpe, suave, pero firme. Abro los ojos y lo que veo me deja totalmente pasmado.

-¡V-VICTOR! -grito ahogadamente mientras me arrincono en una esquina de la ducha.

¿Qué ven mis ojos? El joven Ruso se encuentra de pie al otro lado del cansel, su cabello plateado, que hace juego con su tez blanca y ojos azules, se encuentra tirado hacia atrás, mojado. Miro su rostro, sonriente y seductor. Poco a poco mi mirada baja hasta que por fin puedo ver su figura completa, está aparentemente desnudo solo envuelto en una toalla. Todo su cuerpo se encuentra humedecido, como si se acabara de ¿duchar?

-Yuri -dice en tono sutil -, tus gemidos se escuchan hasta la otra habitación.

¿Gemidos?¡Santo dios! Estaba tan perdido en lo que hacía que ni siquiera escuchaba mi propia voz agonizante. Un momento... ¿Que acaso no estaba..?

Miro hacia abajo y me percato de mi aun fuerte erección. Sin pensarlo más, me cubrió con mis dos manos, pude sentir como mi rostro pierde todo el color hasta quedar totalmente palido. No puedo pensar, lo único que cruda mi mente ahora, es que Víctor ahora se encuentra frente a mi, mirándome con esos ojos llenos de perversión.

Sex!!! On IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora