Desgraciadamente en la misión de buscar al gorgojo rastreador caí en un coma al estar mucho rato en el agua, ya que unos desgraciados controla abejas me tiraron al río. Teniendo en cuenta que soy 70% fuego el ahogarme me afecta mucho más.
Al despertarme en el Hospital me encontré justo en la ventana a Akira, mi entrenadora se podría decir. Casualmente mi madre la conoció antes de morir y le entregó el libro sagrado de nuestro clan. El cual estaban todas las técnicas ocultas y sagradas de este.De las cuales aprendí:
Vu~orufugangu kuronikuruzu: Faiā kurōzu (Crónicas lobundias: garras de fuego)
Vu~orufugangu kuronikuruzu: Kaji (Crónicas lobundias: mordisco de fuego)
Vu~orufugangu kuronikuruzu: Hi no ken (Crónicas lobundias: patada de fuego)
Vu~orufugangu kuronikuruzu: Faiyā kikku (Crónicas lobundias: puño de fuego)
Le pregunté a mi maestra el porque de su llegada.
— Teniendo en cuenta todo el tiempo que has perdido en el coma, vamos a salir de la aldea durante dos años y medio, para recuperar todo el tiempo perdido.
— ¿Q-que? Bu-bueno, tendré que despedirme de los demás...
— No, no hay que perder más tiempo.
— ¿Y la vieja Tsunade? ¿El permiso?
— Lo pedí el día que te despertaste. Arriba que el fuego no te espera. — Me levanto de la cama y me obligó a vestirme y a preparame las cosas.
— ¿Y cuando no esté y alguien me busque?
— Tsunade se encargará de informarlo. Tranquila. Vamos.
Fuimos a la entrada de la aldea. Eran como las ocho de la mañana, a esa hora a penas había gente en la aldea. Me habría gustado despedirme. De Sasuke... Sakura... El maestro Kakashi... Hinata... Neji... Kiba y Akamaru... Shino... Ino... Choji... Shikamaru... Lee... Ten Ten... Naruto...
Naruto...
Soy consciente de que me había empezado a gustar, pero gustar a otro nivel...
Ash, ¿porque demonios no me permitirá despedirme?
— Hasta otra, Konoha. Cuando vuelva seré una de las mejores kunoichis que hayas visto.
— Tenlo por seguro. — Me respondió Akira.
Y ahí fue mi cuando supe que todo cambiaría.