Primero el amor

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a sus respectivos autores, con excepción de aquellos que he tenido que añadir para darle forma a esta historia.

Muchas gracias a Mental-Breakdown por sus comentarios y a ti que me lees desde las sombras.

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Annie recostada en la cama arqueó la espalda mientras James arrodillado sobre la cama daba perfectas estocadas a su centro. Ella aproximó su mano a la cabecera de la cama para tener mejor balance de su cuerpo y evitar golpear la cabeza contra ella ya que la fuerza con la que James la penetraba iba en aumento conforme su excitación incrementaba.

Podía sentirlo llenar todo su interior, podía ella sentir el calor en donde sus cuerpos chocaban y a este extenderse por el resto de ella. Quemaba, dolía justo donde el miembro de él friccionaba la entrada a su vagina y también era malditamente placentera la fricción que hacía éste justo más adentro de su ser.

Era una locura, ¿Placer y dolor al mismo tiempo?, estaba convencida de que se desmayaría en cualquier momento.

No se percató del momento en que su mano libre se posó sobre el pecho de él como intentando alejarlo.

-¿Qué haces pequeña?- preguntó con una sonrisa el hombre de ojos azules provocando que ella abriera los suyos dándose cuenta de lo que hacía -¿Te estoy lastimando?

-Si...no...bueno, ambas.

James soltó una pequeña carcajada por la respuesta y salió de ella dejándola con una triste sensación de vacío.

-Lo sé, pero descuida, el dolor irá disminuyendo gradualmente.

-¿Te está gustando?- preguntó ella con miedo a una negativa por parte de él.

James al escuchar esa pregunta la tomó por el brazo y con fuerza la hizo girar hasta quedar boca abajo, con sus rodillas separó las piernas de ella y dobló uno de los brazos de la mujer por detrás de su espalda sujetándolo firmemente sin llegar a lastimarla. Annie jadeó por la sorpresa y la fuerza con la que había sido sometida de un momento a otro.

Enseguida James se acercó a su oído desde atrás, y Annie se estremeció ante la expectación.

-Más que eso, me estás volviendo loco.

Y enseguida la penetró lentamente deleitándose no solo por la manera en que su sexo era aprisionado por ella, sino también por la mueca de placer de la mujer al sentirlo llenarla nuevamente con esa lentitud y acierto que solo él podría lograr.

Mientras su antebrazo derecho descansaba sobre la cama y rozaba sin meditación el pecho desnudo de la joven sobre todo la zona donde tenía amputada la mano, con su mano izquierda mantenía sostenido el brazo de ella para evitar que sus movimientos involuntarios intentarán alejarlo de ella nuevamente.
Sus embestidas eran precisas y certeras, daban justo en ese punto en el interior de Annie que provocaba que el fuego fuera más intenso que el dolor en esos momentos. Ella sin pudor alguno gemía ante cada estocada de él, con medio rostro hundido en la almohada que emanaba el aroma del capitán.

La suave cama bajo su cuerpo, el olor en la almohada, el brazo de él rozando su seno y el cuerpo del hombre sobre el suyo aprisionándola sin lastimarla eran junto con la fuerza con la que era penetrada el estímulo para que comenzara a sentir pequeñas descargas de placer en su interior. James estaba dando justo en el punto que desataría su orgasmo en cualquier momento.
El soltó el brazo de ella permitiendo que lo desdoblara y metió sus dedos entre el cabello suelto y castaño de la joven sujetándolo con firmeza, nuevamente sin lastimarla y con su cabello bien sujeto la obligó a mirarle cuando él sabía estaba a punto de llevar a esa hermosa mujer al orgasmo.

-Mírame- le dijo, y ella se perdió en su mirada justo en el instante en que las oleadas de placer la invadían haciéndola abrir la boca y entre cerrar los ojos.

Dentro de su orgasmo ella intentó con todas sus fuerzas mantener los ojos abiertos y mirarlo, pero el placer excedió sus fuerzas y terminó por poner los ojos en blanco un momento antes de cerrarlos y girar su rostro para hundirlo sobre la almohada. Y mientras ella se contaría de placer por primera vez en su vida, James sonreía triunfal saliendo lentamente de ella y sentándose sobre sus talones para contemplar aquella hermosa obra de arte siendo consumida por el placer.

No había dicha más grande en el corazón del capitán.

Con su mano izquierda acarició uno de los glúteos de ella amasándolo con firmeza, mientras la mujer movía suavemente su cadera víctima de los últimos espasmos en su centro. Él esperó paciente a que ella gozara los últimos restos de su orgasmo hasta quedar deliciosamente recostada sobre la cama con los ojos cerrados y su respiración algo agitada.

Annie abrió los ojos y volteó su rostro para mirar al hombre causante de su placer, y le lanzó una sonrisa tímida que él correspondió encantado.

-¿Todo bien allá abajo?- preguntó el hombre de largos cabellos provocando que la castaña ensanchara su sonrisa.

Annie se incorporó desde su sitio y gateó hasta llegar de frente al hombre, quien la miraba con deseo e intriga de saber lo que haría.

Puso sus manos en los hombros de él y se sentó ahorcajadas sobre sus muslos, dejando que el miembro aún erecto del capitán rozara contra su vientre.

-Quiero más- dijo ella provocando que él la rodeará de la cintura y la besara con euforia. Sus lenguas se encontraron luchando por obtener el control de su adversario, y ninguna logró doblegar a su contrincante.

Después de unos minutos de besos apasionados y mordidas de labios nada dolorosas, James sujetó con fuerza su brazo izquierdo alrededor de la cintura de ella y con su mano derecha se recargó sobre la cama, levantó la cadera para desdoblar sus propias piernas y extenderlas sobre la cama a modo de quedar recostado con los pies sobre las almohadas. No fue gran problema maniobrarse con Annie sobre él, era lo suficientemente fuerte para cargar su peso.

De esta manera Annie apoyó sus rodillas sobre la cama mientras besaba al capitán quien rodeaba ahora con ambos brazos su cintura.
Era un momento perfecto, estar así entre los brazos del otro era lo más cercano a la felicidad absoluta que ambos habían experimentado en sus vidas. No podían engañarse a sí mismos, ese no era un encuentro meramente pasional, había un sentimiento más llenador de por medio esa noche.

Annie tomo valentía y con su mano derecha sujetó el miembro de su amante, provocando que éste la mirara expectante mientras ella lo introducía en su interior con calma absoluta sin dejar de mirarlo.
James sonrío ante la iniciativa de la mujer, estaba fascinado con las múltiples facetas que comenzaba a descubrir de ella, ese fiero y perverso deseo que había despertado en la castaña y la animaba a desenvolverse con menos pudor.

La mujer comenzó un movimiento de sube y baja sobre el miembro del capitán logrando que este tocara puntos sensibles en ella con mayor facilidad, su excitación provocó que sus movimientos fueran aumentando en velocidad así como su deseo.
James aprisionado en esa situación se dejó hacer completamente, permitió que ella tomará el control de la situación y de su propio cuerpo, sabía que estaba condenado, ya que al ser ella quien dirigiera el ritmo, el no tenía posibilidades de resistirse al inminente orgasmo que llegaría como consecuencia.

Los jadeos de ambos aumentaron siendo intercalados con besos, el cuerpo de ella subiendo y bajando, la piel cubierta de perlas de sudor y el aroma que ambos emanaban era la fórmula exacta que los llevaba al paraíso juntos.

Y así fué, cuando llegó turno de que nuevas olas de placer llegaran, esta vez para llevarse a James consigo en esa deliciosa muerte, el rostro de placer de la joven y el ritmo que le acompañaba con la fricción fueron el detonante para que su propio orgasmo comenzara y así con sus bocas unidas se entregaron al placer absoluto.

Mientras James se contraía deliciosamente entre sus brazos, Annie miró la coronilla del capitán quién ahogaba sus gemidos entre sus pechos y no pudo evitar sonreír. No pudo evitar ser feliz.

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