Explosiones, disparos, gritos, eso es todo lo que puedo ver. Estoy corriendo, sostengo un extraño artefacto en mi mano izquierda, creo que lo llamaban pistola, en la derecha sostengo mi espada de doble filo. Veo dos personas que cargaban hacia mí con las armas llamadas bayonetas, en la punta de estas había un puñal. Rápidamente les disparo con la pistola, herí a uno pero el otro pudo acercase más a mí, desesperadamente bloqueo el puñal de la bayoneta con la espada, pero el hombre deja caer su arma y de un bolsillo de su abrigo saca una daga. Por pura suerte, logre esquivar el corte y le apunte con la pistola, dispare a quemarropa.
Los dos hombres murieron, a uno le dispare tres veces en el pecho y el otro murió desangrado por la herida de bala, pero lo extraño de todo es que yo no hice nada, era como si alguien más estuviera moviendo mi cuerpo, siento terror, mate a esas persona pero mi cuerpo se sigue moviendo, como si no le hubiera importado lo que acababa de pasar, era como si fuera otra persona.
Miro hacia atrás y observo la terrorífica escena, miles de personas muertas, otras que han perdido extremidades, algunos estaban peleando con espadas, otros con pistolas, pero otros estaban inmóviles, miraban al cielo y desde allí una silueta bajo de entre las nubes, llevaba una armadura de color rojo oscuro, llamas carmesís salían de ella, no podía ver su rostro, era como si una oscuridad lo tapara, lo único que podía ver eran sus ojos, no tenían pupilas, eran completamente rojos, como si fueran dos grandes rubíes.
Pude ver que la persona en el cielo extendió su brazo, junto dos de sus dedos e hizo un chasquido y en tan solo un instante todo ardió. Fue como una explosión, tan fuerte que la fuerza de esta me tiro hacia atrás, me consto levantarme de nuevo mis oídos zumbaban y mi cabeza dolía. Cuando pude levantarme pude verlo, el campo de batalla ahora era un campo de fugo y tinieblas, se podía escuchar los alaridos y lamentos de las personas, algunos se volvieron al instante cenizas, otros todavía estaban ardiendo.
Veo a la persona que seguía en el cielo, no se había inmutado en lo más mínimo, parecía la mismísima oscuridad en persona. El miro hacia mi dirección, me estaba viendo, mi corazón dio un vuelco y comienzo a correr. En mi mente pasaban las imágenes de los cuerpos calcinados, sus rostros de agonía, el dolor que tuvieron que haber sentido, no puedo terminar así. Miro hacia atrás, pude ver que el hombre iba a chasquear de nuevo, esta vez en mi dirección, un escalofrió entro en mi cuerpo y comienzo a correr más rápido, arrojo mi espada y mi pistola, corro lo más rápido que podía. No puedo terminar así, no puedo terminar así.
Miro detrás de mí, solo rojo puedo ver.
***
Me levante de la cama tan rápido que casi me caigo, todo mi cuerpo estaba sudando y mis lágrimas caían
-Otro sueño de esos- dije
Trato de controlar mi respiración, estaba muy agitado y las lágrimas no paraban de salir.
¿Cómo puedo parar esto? Ya desde que tengo cinco años que he empezado a tener este tipo de sueños. Antes no eran muy seguidos, quizás solo un día cada tres meses, pero cuando cumplí los catorce años comenzaron a ser más frecuentes y a la vez más aterradores. Tengo miedo de irme a dormir todas las noches.
Una hora después
-¿Hijo, te encuentras bien? Te vez muy pálido- Me pregunto mi mamá mientras servía el desayuno, que consistía de leche tibia y una variedad de galletas dulces -¿Tuviste otro de esos sueños?-.
-sí, mamá. No pude dormir bien- fui sincero con ella, aunque eso la está preocupando
-Ren, debemos ir de nuevo con el curandero, esta vez le diré que te de un diagnóstico completo- me dijo bastante ansiosa
YOU ARE READING
Two souls: leyenda de espadas
FantasiaDesde la edad de cinco años, Ren Aisley ha tenido pesadillas horribles de batallas y muertes, veía artefactos que nunca había visto en su vida y otros que si podía reconocer, vio seres que iban mas aya de su imaginación. Ahora el tiene quince y sig...