Capítulo XI

2.2K 158 22
                                    


5 Años atrás



—Deberías amarme.

—Yo, ya te amo.

Sonreí como boba.

— ¿Por qué crees tanta cursilería? — se burló.

Lo observé enfadada. ¡¿Ahora no podría ver ni siquiera una jodida película?!

— ¿Y tú que haces aún en mi habitación? — pregunté de vuelta.

Su rostro adquirió esa sonrisa cínica que poco a poco estaba llegando a apreciar más. Se estiró con elegancia y luego colocó el rostro sobre su mano para observarme, fije mi mirada en esos bellos ojos, hipnotizada, pegó un bostezo, incluso haciendo cosas típicas se veía sub-real, hasta sus movimientos más sencillos tenían ese toque elegante que también poseía su caminar. Todo en él gritaba altanería y dinero por montones. No de balde la ropa de marca que utilizaba.

—Deberías agradecerme, soy tu enfermero personal. Debería cobrarte mis servicios, los cuales tienen un alto costo.

—Yo no recuerdo haber perdido un cuidado especial, puedo caminar, comer e ir al baño sola — le sonrió victoriosa al observar su expresión de sorpresa en eso último.

—Oh créeme cariño, mis servicios también incluyen acompañarte al baño.

— ¡Emiliano! —grite consternada, él solo soltó una carcajada divertida al ver mi sonrojo.

Le arroje una almohada para hacerlo callar, no quería ni saber que entraba en sus cuidados del baño, era un pervertido de pies a cabeza.

Llevaba dos días de tratar al hombre que ahora está viendo televisión como si estuviera en su casa, en su habitación, en su cama y sobre todo en pijama desparramado tan cómodamente en ¡Mi cama, entre mis sábanas y mis almohadas! Comiéndose mi comida.

El encuentro entre nosotros fue simplemente gracioso como también aterrador ¿Quién entra a una habitación en la noche sin invitación alguna? ¡Nadie haría eso! Ah pero ¡No! Con Emiliano las cosas no eran así, él era desobediencia en vida pura.

No mentiré al decir que en ocasiones le observó como toda una adolescente hormonal, su belleza es preciosa, cautivadora, su cuerpo trabajado acompañado de esa altura perfecta, porque es alto, pero no una jirafa, sus labios eran delineados con la carnosidad casi perfecta, su nariz respingada, esos ojos únicos de ese precioso verde limón, acompañados de sus pestañas largas y volteadas, sus cejas espesas y delineadas, los pómulos marcados y su barbilla cuadrada.

Es que verlo era un deleite, era simplemente cautivador y cuando sonreía sus dientes blancos se hacían notar, a pesar de que ese pequeño diente inferior estuviera un poquito torcido, ese pequeño defecto en él lo hacía humano, lo hacía real.

— ¿Por qué me ves tanto?

¿Verlo yo? ¿De qué estaba hablando este loco?

— ¡Yo no te estoy viendo! — me defendí indignada.

¿Por qué tendría que estar yo viéndolo como retrasada? Eso aumentaría su ego, y esté hombre lo podría regalar por montones si quisiese, le sobraba hasta por los cielos, lo tenía tatuado en cada poro de su piel, ok no. Estoy exagerando, pero si, Emiliano es la persona con más ego en este mundo y solo llevo conociéndolo ¡dos días! Simplemente él sabe que es guapo, y le gusta que las personas se lo confirmen viéndolo como un Dios.

— ¿Qué no me ves? Tienes el rostro sonrojado, las pupilas dilatadas y un gran corazón arriba de tu cabeza que dice: "me gustas".

— ¡Tu no me gustas! — Grite exasperada — y deja de decir tanta tontería, me vas a enfermar de tanta cólera que me provocas, no sé en primer lugar que haces aquí. No soy tu amiga, ni tu conocida...

—Pero eres la chica en bragas que rescate — su miraba escruto mi cuerpo sin pudor alguno. — Eres esa chica que antes de desmayarse me observó con admiración. Y quiero ver una vez más esa mirada.

—Jamás la verás de nuevo — respondí con altanería.

—Claro que lo haré, tu me verás una vez mas así, cuando te enamores de mí.

Reí, me reí de él en su cara, no me importo verme como una desquiciada, o mucho menos parecer una mal educada. Pero eso jamás sucedería, yo jamás de los jamases cometería tal locura.

— Sueña Emiliano, sueña. Porque eso jamás sucederá.

— Sueño, claro que sueño, todas las malditas noches te sueño. Eres una pesadilla, una sexy pesadilla — me guiño el ojo —. Y yo sé cariño, que tú te enamoraras de mí, voy hacer que te enamores de mí.

— Tendría que estar loca para que sucediera tal locura, perderás tu tiempo, así que búscate a otra, yo te ayudó a escoger.

—Yo ya escogí, y te quiero a ti. Solamente a ti.

Rodé los ojos ¡Terco el hombre! Acaso tenía que dibujarle con manzanitas que yo JAMÁS me enamoraría de él. Perdería el tiempo, su atractivo físico era cautivador, no puedo negarlo. Pero su personalidad y la mía no serían precisamente las mejores juntas, somos polos opuestos, el típico cliché, no me gusta lo cliché.

— Contigo no se puede — me levanté de la cama dispuesta a alejarme de él, al dar el primer paso sentí como era atraída de nuevo a la cama — ¡Emiliano! — chille.

—Te voy a enamorar, no me retes muñeca. Y yo siempre cumplo lo que prometo — su mirada estaba oscura, sus fracciones demostraban determinación, una corriente eléctrica me recurrió al observar como relamía sus labios, su respiración topo con mi mentón y quise tomarlo del cuello y descubrir a qué sabían esos perfectos labios —. Vas amarme Atenithy, así sea lo último que haga en mi vida.

Besó mi mejilla, fue un roce delicado y a la vez ardiente, me quede en shock, esto no estaba bien. ¿Cómo un hombre como él se había fijado en mí? ¿Cómo podía creerse tanto para estar tan seguro que yo iba a caer ante él? ¡¿Cómo demonios sabía él mi nombre?!

De algo estaba segura, él jamás lograría enamorarme, y si eso sucedía estaba perdida. Porque él tiene algo raro, algo muy extraño que mi instinto dice que debo alejarme. Pero a la vez no quiero hacerlo, quiero demostrarle que las cosas nunca son fáciles, voy a demostrarle que no todas las mujeres pueden caer ante sus encantos.

—Necesitaras un milagro para enamorarme, Emiliano.

(***)

¡Matéenme! De verdad hoy si lo merezco por dejarles sin tanto tiempo de actualización.

Pero no tenía inspiración para escribir algo, estoy indecisa de que rumbo darle a la historia. Tengo tanto y nada a la vez. Es frustrante, y lamentó eso :(
Agregando que los estudioso me están volviendo loca ¡Exámenes, trabajos, noches de desvelos, prácticas! ¡Ay jebus! ¡Ayuda!

Así que espero que les guste este pequeño capítulo, así fue como inicio la química entre nuestros protagonistas, empezaremos a descubrir secretos y a crear nuevos. ¡Mantengan la mente abierta!

Se les quiere.

Pd. Es increíble que pensaran que tenía más edad jajaja ¿Tan madura escribo para que calcularan esa edad? Y es lindo ver que tengo variación de lectoras en edades ♥

Adaly

EmilianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora