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Aquel día Samantha Smith se levantó de buen ánimo ayer fue su cumpleaños número 18 el cual había celebrado juntos a sus amigos.

Ella vivía en un pequeño pueblo del sur junto a su madre Roxy Smith, Sam nunca había conocido a su padre, eran ellas dos contra el mundo. Su madre era abogada, no hacía gran cosa en su trabajo más que intervenir en divorcios y ayudar a algún pueblerino a salir de la cárcel por darle un puñetazo al hijo del alcalde, eso era lo más emocionante que ocurría en sus vidas.

Este curso, Samantha debería comenzar a ir a la universidad pero todavía no sabía a cual, aunque todavía tenía un mes más para decidir y echar las solicitudes, estaba muy indecisa porque no quería separarse mucho de su madre.

Cuando estaba preparándose el desayuno entró su madre por la puerta de la casa.

-¿Qué haces tan pronto en casa mamá?

-Hola cariño- le dio un beso en la cabeza- ¿Todavía desayunando?- le preguntó con una expresión de desaprobación.

-Son las 11 no es tan tarde. Bueno, me vas a contar qué haces aquí, deberías estar trabajando.

-¡Ay cariño! ¿Recuerdas la pareja de la ciudad que me contrató hace unas semanas?- asentí con la cabeza mientras comía mis cereales.- Parece que es más complicado de lo que pensaba y aquí en el pueblo no hay muchos recursos para llevar a cabo mi trabajo correctamente.

-Pues mamá que contraten a otra persona.

-Verás cariño, no sé cómo te tomarás lo que te voy a proponer pero creo que al final será lo mejor para las dos.

-¿A qué te refieres? - dejé el tazón a un lado y centré toda mi atención en mi madre.

-He pensado en que nos podríamos trasladar una temporada a la ciudad. Mira, antes de que digas nada, probablemente tú tendrías que irte igualmente a algún otro lugar para la universidad, ahí no hay solo una sino cuatro, podrías echar la solicitud en alguna de esas y viviríamos juntas.

-¿Estás dispuesta a dejar todo por un caso?

-No es solo por un caso hija, no nos viene mal  el dinero además, en la ciudad tendré más oportunidades de trabajo que aquí.

-No tengo opción de decidir ¿verdad?

-Lo siento hija pero no.

Asentí con la cabeza, sabía que no me podía enfadar con ella, si decía que no nos vendría mal el dinero probablemente sería por los gastos del nuevo curso. Por otra parte llevaba razón, me tendría que haber ido de aquí para la universidad.

Samantha utilizó los días siguientes para empacar sus pertenencias y despedirse todos sus amigos mientras su madre se dedicaba a buscar casa.

Dos semanas después pusieron rumbo a su nueva casa.

-Ya verás que todo va a ir a mejor.- le dijo su madre una vez el señor, muy amable por cierto, de la inmobiliaria las dejó solas en su nuevo hogar.

La casa era de un solo piso como todas las de esa calle, con tres habitaciones, dos baños un salón y una cocina. Tenía un pequeño porche con un sillón columpio, a Samantha le enamoró la idea de salirse con una buena taza de té a leer.

Acomodaron todas sus cosas en tan solo un par de horas. Su madre quedó en que utilizarían la habitación que sobraba como su despacho.

Al final del día estaban derrotadas.

-Mañana tenemos que ir a comprar comida y si te apetece vamos a conocer un poco la ciudad.- ¿La verdad? me apetecía cero ir a conocer la ciudad mañana pero se la veía tan ilusionada.

-Perfecto,¿ cuando comienzas a trabajar?

-Probablemente mañana por la tarde tengo una reunión con los clientes para cenar.

-Yo mañana rellenaré las solicitudes para llevarlas a las universidades. Tengo tantas ganas de empezar ya.

-Vas a ser la mejor bióloga marina.

Después de eso llamaron a un restaurante chino que encontraron por internet y se pusieron a cenar viendo una película.

Samantha y Roxi se fueron a la cama con un gran sentimiento de satisfacción.

*segunda parte en un ratito.

La salvación de Sam. 2.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora