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—Debo hacerte unos exámenes antes de que te marches.

—¡Imposible! Ya llevo demasiado tiempo aquí, Bisky se enfadará si la hago esperar más y Alluka comenzará a sospechar ¡Será otro día, Leorio! ¡Nos vemos! — Y sin decir nada más el muchacho de cabello blanco se marchó sin darle oportunidad al mayor de decir algo al respecto.

—¡¡No olvides tus suplementos de Hierro!! — gritó el doctor por la ventana antes de que el joven dejara completamente el hospital, con un leve movimiento de mano Killua dió a entender que lo había escuchado.

Al tráfico decidió correr para llegar más rápido donde se hospedaba, se arrepintió con sólo recorrer unas cuadras, sus piernas se negaron a responder y comenzó a dolerle el pecho.

Inhalando profundas cantidades de aire a duras penas llegó al edificio. Luego de un largo suspiro tuvo la valentía suficiente cómo para caminar hacia la puerta. El viaje en ascensor le dió tiempo para recuperar su ritmo, era una de las ventajas de vivir en el piso más alto del edificio. Era un cuchillo de doble filo.

Luego de entrar al departamento el olor a comida no tardó en inundar sus fosas nasales, eso le revolvió el estómago una vez más y unas grandes ganas de vomitar aparecieron con intensidad. Al principio no creyó que fuera algo grave, ya había soportado esos síntomas antes, ¿Qué lo detenía ahora?.

—¡Hermano! ¡Qué bueno que volviste! — fue recibido por una sonriente muchacha en un abrazo, dejando a la vista cuanto lo había extrañado.

—Estoy en casa, Alluka.— respondió dando leves caricias en la cabeza de la más baja.

—Tardaste bastante, ¿Todo bien? — Killua al levantar la mirada no tardó mucho en notar lo preocupada que estaba su maestra.

—Todo bien, no te preocupes.— respondió sin tapujos, negándose a dar más detalles. La rubia entendió su comportamiento.

Su relación con la rubia había mejorado bastante, ya no peleaban tanto cómo solían hacerlo al principio, ahora podían mantener horas y horas de charla cómo si fuesen buenos amigos, lo cuál era, pero se negaban a aceptarlo.

—¡Llegas justo a tiempo, hermanito! Preparé algo especialmente para ti.— ante la emoción de la más baja a Killua no le quedó más que sonreír, con falsa emoción, que nadie notó.

—¿En serio?

—¡Si! Vamos, quiero que lo pruebes.— la castaña tomo la mano de su querido hermano y lo arrastró hacia la cocina. La sonrisa de Killua se desvaneció un poco caminando hacia ella.

«Por lo que más quieras, no vomites esto, lastimarás a Alluka»

Se dijo a sí mismo mientras saboreaba un bocado de comida que su hermana le había preparado. Por obvias razones tuvo dificultades para tragarlo, pero hizo su mayor esfuerzo disimulando aquello.

—Está delicioso. — habló por fin, cuando logró digerir el alimento. Sabe que fue un éxito al ver a Alluka sonreír ampliamente.

—¡Bisky- San me ayudó!

—Yo sólo le dije cómo hacer las cosas.

—De todas formas está delicioso.— acarició la cabeza de su hermana con cariño. Aunque ese bocado sólo sería la primera parte de todo lo que su estómago tendría que soportar aquella noche.

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A eso de las dos de la mañana cuando se suponía que todos dormían ruidos extraños comenzaron a escucharse dentro de aquel departamento. Por más que Killua trataba de no hacer ruido al vomitar, era prácticamente imposible que no se escucharán sus arcadas.

»Por Ti« [KilluGon/GonKillu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora