Resolución

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No podía aceptarlo

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No podía aceptarlo. No podía. Todos mis esfuerzos no se podían ver destruidos como un castillo de naipes solo por una pequeña brisa. Tan solo podía oír como se iba desmoronando poco a poco aquella sala. El choque de las piedras con el suelo, la arenisca que caía del techo y el temblor que había en aquel lugar era todo lo que sentía mi cuerpo, más mi alma se sentía aterrada con la idea de que no podría cumplir mi sueño, que no podría realizar aquello por lo que tanto había luchado, que no podría volver a verle a él.

Es cierto que hubo ocasiones en los que me hubiera gustado estar muerta, pero aquella no era una de esas ocasiones. Debía luchar contra todo pronóstico, debía llevar mi cuerpo al límite para poder encontrar aquel pergamino y salir de aquella peligrosa situación. Era también la única manera de salvar mi vida. Sentí como una piedra cayó justo a mi lado, casi a unos centímetros de mi estómago. Alargué aún más mi brazo, tanteando entro los tantos objetos que había en el suelo.

Pero de pronto, como si de un movimiento divino se tratase, el pergamino rodó hacia mi mano. No es que pudiera ver como para saber que así ocurrió, pero mi mano estaba quieta y sentí un pequeño golpe en ésta, notando como el jutsu prohibido ahora estaba justo a mi lado. Mis ojos se abrieron de par en par y mi mano no tardó en agarrar el pergamino, desenrollándolo para poder usarlo. Sabía que había que plasmar la palma de la mano justo en el círculo que había dibujado, aunque como no veía, tuve que hacerlo con un tanto de fe.

Ahora venía la parte en la que tendría que elegir el momento al que quería viajar en el tiempo. Pensé en todas mis opciones. Podría volver atrás para volver a ver a mi madre, aunque solo fuese por seis horas y al no cambiar nada, acabaría de nuevo aquí, aplastada por las rocas. Otra opción era volver mucho más atrás, cuando aquel asqueroso hombre violó a mi madre y le contagió de su terrible enfermedad, aunque yo no nacería y sería como morir igual. La última opción, la cual era la que más había barajado desde hacía unos años, era salvar a Obito de sus propias tinieblas, cuando aún era un alma inocente y amable. 

Cerré mis ojos con una leve sonrisa. Sabía perfectamente que era lo que mi corazón me pedía. Mi madre jamás me hubiera perdonado el volver atrás para evitar que aquel hombre la violase. Ella siempre decía que yo fui el regalo divino de su vida, que no me debía culpar por su situación. Conociendo la opinión de mi madre y la de mis sentimientos, sabía que era lo que debía hacer. 

Así, me concentré en el momento en el cual un grupo dirigido por el antiguo Hokage Minato fue mandado a la misión del Puente Kannabi. No sabía la hora exacta en la cual se produjo la desgracia, pero con la poca información que sabía y los comentarios que el azabache me había hecho durante toda mi instancia allí, supe que ocurriría entorno al medio día. Por ello, me concentré en dicha hora. Tampoco sabía con exactitud donde se produjo el derrumbamiento, pero las veces que fui a investigar la zona, solo vi una pequeña cueva desplomada, el resto era todo bosque, así que no quedaba mucha más opción de que fuese allí donde ocurrió.

El significado de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora