Lluvia de verano

882 148 20
                                    

"Lo mejor que uno puede hacer cuando llueve, es dejar que llueva."
Henry Wadsworth.

Se apretujan el uno contra el otro bajo el pequeño toldo de una tienda de antigüedades, el chubasco que ha cubierto el cielo apenas dejaron la pista los ha empapado por completo, no han visto las noticias esta mañana y el paraguas permanece olvidado en casa.

Yuuri te abraza por el pecho ocultado su rostro contra tu hombro duro, tu devuelves el abrazo cubriendo con brazos fuertes su pequeña circunferencia, puedes sentir su calor traspasando la ropa, su aliento cálido contra tu cuello, tan seguros y tranquilos en los brazos del otro mientras las gotas de lluvia suenan sobre sus cabezas.

Y es un milagro que se toparan entre el mar de gente que habita este mundo.

Es un milagro que sus ojos cafés se posan en los tuyos.

Es un milagro que lo tengas entre tus brazos.

Y es tan milagroso que incluso piensas que has nacido solo para conocerle.

Yuuri es la respuesta a tu plegaria muda, la representación física de un oasis en el desierto, el fin a la soledad que te seguía por años a donde quiera que fueras.

-Estoy tan cansado y tengo tanta hambre- se queja restregando su rostro contra tu hombro, puedes sentir su nariz y el marco de sus lentes.

-¿Macarrones?- preguntas ofreciendo una opción de cena fácil para cuando lleguen a casa.

-¡Con puré de papa!- coincide él jovial, la criatura hermosa frente a ti levanta el rostro dejándote ver sus facciones finas, la forma alargada de sus ojos, la nariz puntiaguda que cruje cuando se enoja, la curvatura de sus labios rosas, la sonrisa ancha gobernando su rostro, sus ojos castaños mirándote felices por un largo rato.

Y esta bien, pero...

¿Él ve todo o solo que quiere ver?

¿Puede ver cuánto le amas?

¿Puede ver cómo tu mundo cambia solo con verle sonreír?

Él, tan tímido y tranquilo te ha hecho ver la cosas de un modo diferente y lo amas por eso, lo amas tanto que incluso te asusta porque Yuuri llena cada espacio libre de tu mente y se cuela entre tus huesos.

Lo amas porque para ti se ha vuelto todo y lo encuentras en cada cosa que ves.

Yuuri es el silbido del viento contra las ventanas abiertas de su habitación por las mañanas.

Una hoja que vuela sobre la brisa cálida de las tardes de agosto que comparen echados sobre el césped.

Es el murmullo del arroyo que fluye tras la casa donde creciste.

Es el reflejo del sol sobre el mar de olas rompientes en Hasetsu.

Es la lluvia suave de verano que cae sobre ustedes al igual que cae dulce sobre la copa de los árboles


Y lo amas.

Yuuri refiera su mejilla contra la tuya en un gesto adorable que lo hace lucir como un gato en busca de mimo, le acaricias la cabeza, enredando tus dedos en su cabello mojado y liso, desenredado los mechones húmedos alejándolos de su rostro, remueves sus lentes pasando tu mano libre contra sus párpados cerrados, sus pestañas espesas cosquilleando contra la punta de tus dedos y le besas la frente fresca, la nariz enrojecida y los labios de cereza, Yuuri se ríe en medio del beso provocando un sonido que reverbera contra tus oídos, es iridiscente y nada puede comparársele.

Y la lluvia termina tan abruptamente como comenzó, el calor de agosto empieza a sentirse de nuevo en las calles, la ropa húmeda se adhiere molesta al cuerpo, las personas corren de allá para acá y es hora de volver a casa.

-Vamos- dice Yuuri quien se aventura fuera del toldo que les ha servido de protección.

Cuando los segundos se alargan y no te siente a su lado su rostro confundido gira en tu búsqueda, aún debajo del toldo le miras como si fuera la primera vez, como si no lo hubieras visto nunca, como si acabarás de tomar conciencia del chico resplandeciente frente a ti y crees que tal vez es si porque en esa tarde de lluvia de verano, apretujados uno junto al otro bajo un toldo cualquiera acabas de descubrir quién es realmente Yuuri Katsuki y lo amas.

-Te amo- dices bajito, con la voz quebrada y ronca como si no la hubieras usado nunca, como si hubieras abierto una puerta que ha estado cerrada por mucho tiempo.

Yuuri es hermoso como las flores nuevas que crecen en su jardín.

Es dulce como el té de manzanilla que comparten en las mañanas.

Es cálido como el aire de verano y suave como las mantas recién lavadas donde yacen juntos cada noche.

Su rostro luce sorprendido por un momento, abre la boca como si hubiera recibido un golpe leve, un segundo después cambia, se trasforma, sus facciones se suavizan, la risa burbujeante e infantil, un poco nerviosa llena el lugar, sus ojos cafés se iluminan alumbrado la oscuridad de tus entrañas, alarga su mano presionado sus dedos contra la palma abierta de tu mano dispuesta.

-Yo también te amo, Beka- dice al final, con su voz que mantiene la cadencia cantarina de su idioma natal, aunque bajito, sin perturbar el ecosistema que han creado entre ustedes.

Y lo amas
Porque luce como todo un caballero.
Aunque se ríe como un niño.
Y crees que él es el único que puede salvarte.
Porque Yuuri es la lluvia de verano que cae de las nubes brumosas.

Es el aire frío del norte que refresca la tierra.

Y es el sol que se cuela través de las hojas de los árboles directamente hasta tu alma.

Volví con algo cortito y súper Fluff para endulzarles la vida, el corazón ❤️❤️ y para que mueran de coma diabético, vale no, pero igual estaba un poco inspirada y escribí esta pequeña cosita que espere que les guste y me comenten que les pareció.
Los quiere
Akivapotter

Summer rain [Otayuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora