Descontrol

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Si darme ese líquido me dio más energía, quitármelo no fue una buena idea.
Al parecer me levanté antes de la hora, ya que puede escuchar un sonido de pisadas dirigirse hacia acá.
La comida, pensé. Volveré a probar ese elixir tan exquisito.
Pero antes de llegar, se detuvo y volvió sobre sus pasos. Y cuando regresó, solo me dejó la mitad de un pan duro y ni una sola gota de lo que una vez creí que era agua.
Nunca debí considerarlo un amigo, apesar de que fuera lo más cercano que tenía de la realidad.
Antes de que se vaya, haciéndome la dormida, pude notar que en su mano derecha tenía un llavero. Era extraño, aunque en realidad todo aquí lo es. Incluso yo.

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