Calma

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Me vigilan. Sé que me vigilan. Y no, no es un presentimiento.
Ayer estaba furiosa, porque no me dieron nada de beber, tanto que incluso llegué a golpear la pared.
Y creo que eso los asustó, puesto que hoy me trajeron un gran vaso con ese líquido espeso que, apesar de que lo sea, me sacia la sed y el hambre. No necesito pan. Con esto me basta.
Y ellos lo saben.
Por eso lo hicieron...
Quiero salir de aquí.
Pero aún no es tiempo.
Debo esperar.

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