Final.

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Los inviernos en Aiyeel eran fuertes para los extranjeros y parecían helarse aún más cuando sucedía alguna tragedia en la línea real, así como helo aún más cuando el rey Gao murió y ahora, empeoraba de nuevo ante el secuestro y el cansancio de su príncipe.

Los aldeanos vestían gruesos ropajes y se mantenía lo menos posible en el exterior, ayudando a los enfermos y rezando por el bienestar de su príncipe.

SeHun apretaba su espada mientras caminaba y se aguantaba los temblores, debía soportar el dolor de la corrosión para que JongIn no lo hiciera regresar al pueblo. El moreno dirigía el pequeño grupo de rescate conformado por TaeHyung (quien se había quedado para proponerse a JungKook y quien no había dudado en ofrecerse a la causa), KyungSoo (después de dejar a Baek cuidando a los enfermos), LuHan (quien se negó a quedarse mientras pudiera ayudar) y ellos dos.

No estaban completamente seguros de a donde se habían llevado a Lay pero había un rastro muy particular por el camino hacia el bosque de nieve, lugar donde SeHun conoció al príncipe. Dicho camino estaba decorado con flores blancas y azules, favoritas de Lay. Quizás el chico les estaba dejando una pista que ChanYeol posiblemente ignoro por la fuerte nevada.

—SeHun, tu mano. —TaeHyung detuvo su andar, señalando su mano.

—Joder. — la corrosión se empezaba a hacer notar con delgadas líneas en su mano y de ser vista, LuHan lo regresaría al reino sin derecho a objetar.

—Sé que no te quejaras del dolor hasta que rescatemos al príncipe y yo tampoco diré nada. — el castaño estaba notoriamente preocupado, no solo por Lay si no por su ahora pareja; JungKook había caído enfermo por la corrosión un poco antes que SeHun y su estado decayó al no ser curado en su totalidad. Si Lay no volvía, seria parte de los pocos que ya habían muerto.

—Lay es mi pareja, esto no es nada. — se agito el cabello y se enderezo con nuevas energías. Su príncipe lo esperaba.


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—No sabía que KyungSoo tenía una competencia tan mediocre. —menciono mirando al pelirrojo frente a él.

—No te interesa. — contesto ChanYeol, intentando calentarse.

— ¿Por qué te dijo que me trajeras aquí? —Lay estaba arrodillado en la nieve, atado de brazos tras su espalda.

—No lo sé, ¿Puedes callarte?

—Sabes que te matara cuando llegue aquí, ¿Verdad?

—Dije que te callaras.

—Ya no vas a servirle cuando este aquí.

—Cállate por las buenas si no quieres que te obligue.

—No, tiene razón. — una voz grave se escuchó entre los árboles, haciéndolos voltear.

—Mi señor. — ChanYeol se enderezo, inclinando su cabeza.

—NamJoon. — Lay frunció el ceño, mirando al castaño oscuro.

—YiXing, o debería decir ¿Lay? — el antiguo rey sonrió ladino, agachándose hasta su altura para tomarle del mentón. —Gao te mantuvo oculto más tiempo del que me hubiera gustado pero, eso ya no importa más.

— ¿Por qué no te encargas de tu perro antes de eso?

—Debo decir que me sorprende un poco que seas tan agresivo, tu hermano era más accesible. —los ojos de NamJoon brillaban con cierto color rojizo, tensando a Lay.

Aiyeel *[SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora