[Fanfic] ¿Qué podríamos decir de una chica de tan sólo 18 años que se encuentra embarazada y huérfana? Nada, por qué además de ser torturada física y psicológicamente sus recuerdos se han ido corriendo al abismo para perderse.
Por azares del destin...
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"I'm In Here - Sia"
La cuarta gota de sudor se deslizaba por la frente de la albina joven, su sistema nervioso trabajaba más de lo acostumbrado provocando que sus glándulas sudoríparas arrojaran sudor por manos, cuello y frente. Si su memoria no fallaba, aquel intento de huida sería el cuarto en cuarenta y ocho horas, sólo tenía que dejar que la sustancia resbalosa que emitía su propio cuerpo ayudará como mantequilla en las cuerdas, un giro más de aquello y estaría libre.
Las hebras rasposas que le atrapaban las manos le quemaron como fuego cuando de un sólo tirón las dejó caer al suelo. Sabía que tiempo era lo menos que tenía, con movimientos torpes se deshizo de las sogas que aprisionaban sus pies, corrió rápidamente para intentar forcejear la puerta, intento fallido pues se encontraba con llave.
Las muñecas le ardían a causa de la presión que habían estado ejerciendo las cuerdas durante el tiempo que llevaba ahí, a pesar de haber puesto todo su empeño en librarse de esas siniestras ataduras, tardó más de dos días en poder eliminarlas. Estaba segura que el tiempo se le estaba agotando, ya casi era puesta de sol y su secuestrador entraría en cualquier momento para poseerla brutalmente una vez más.
Con manos temblorosas tomó la silla en la que había estado los últimos tres días aprisionada y cerró los ojos cuando, con movimientos débiles, arremetió contra la única ventana de la habitación, un sonido estruendoso le hizo saber que el impacto había logrado su cometido.
A pesar de ser una cavidad demasiado pequeña para un cuarto tan grande, era perfecta para que un pequeño y escuálido cuerpo como el de ella pudiese escapar. No era de sorprenderse que la primera imagen que invadiera sus ojos fuera la de árboles y musgo por todos lados, al vacacionar en un pueblecillo con complejo alienígena no era demasiado extraño estar secuestrada en medio del bosque.
El temible sonido de la puerta principal abriéndose la alteró aún más, y en su intento de sobrevivir se apresuró para salir por la ventana. El miedo la invadió cuando su secuestrador comenzó a profesar su nombre, colocó la silla a los pies de la ventana para poder así alcanzar su milagrosa salida, con las pocas fuerzas que le quedaban se sujetó con ambas manos del marco y se arrastró tan apresuradamente que no se percató de un pedazo de vidrio que se encontraba colgando del marco de madera, su muslo sufrió la lesión.
La luz de la intemperie la desorientó, su pierna falló cuando intento apoyarla y un mareo la mantuvo unos segundos en el fértil suelo, en su actual estado era natural sufrir ese tipo de colapsos. Sus oídos le alertaron pues más ruidos se escucharon desde dentro de la casa en la que le habían tenido presa, miró el objeto que se encajaba en sus músculos, trató de ignorar el dolor que todo su cuerpo le infringía, sacó el vidrio de la pierna y al no reconocer donde se encontraba comenzó a correr sin sentido alguno por el bosque.
Los maltratos conferidos dentro de aquella cabaña estaban dando frutos; el aire le faltaba, sus brazos le pesaban, sus piernas flaqueaban y aún conociendo su estado corría lo más rápido que su cuerpo le permitía. Un pequeño chorro de sangre se deslizaba por su pierna derecha, la lesión que el vidrio había causado era aún más severa de lo que pudiera imaginar. Después de haber corrido tan solo cincuenta metros la voz de su cazador se alzó por detrás, se reía burlonamente y decía su nombre con malicia.