[Fanfic] ¿Qué podríamos decir de una chica de tan sólo 18 años que se encuentra embarazada y huérfana? Nada, por qué además de ser torturada física y psicológicamente sus recuerdos se han ido corriendo al abismo para perderse.
Por azares del destin...
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"Demons - Imagine Dragons"
Pequeños destellos compuestos de luz traspasaba por los delgados párpados de la joven, podía sentir el calor del sol sobre ellos al igual que la ligera quemazón del verano por todo el cuerpo. El día era una novedad en su repertorio vacacional, los aires de Vancouver le adornaban el ambiente con bochorno y tranquilidad.
No tenía nada de qué quejarse, en su corta vida eran contadas las veces que había catalogado como día perfecto a sus horas, aquel momento definitivamente se estaba ganando un lugar en ese pequeño álbum de vida que llevaba. Apenas rodaba los quince años de edad, los brackets recién retirados y el sentimiento de amor a flor de piel por el mejor rubio de la ciudad. Naruto Namikaze la tenía enamorada de años atrás y justamente en esas fechas le daba señales de esperanza, pequeños comentarios que le hacían creer que dejaba de verla como una niña, que ahora la miraba como a una mujer digna de amar.
La principal razón de tanta alegría venía de la reciente graduación de preparatoria que festejaría el ojiazul, después de invitarla a su fiesta le comento las posibilidades de acudir a la Universidad de Arizona, tan cerca de ella que podría pedir alojo en la casa de los Hyuga. En su pequeña mente ya comenzaban las fantasías, aquellos sueños locos donde ella era la protagonista de una mágica historia de amor, esas donde el mejor amigo se enamora de la chica que siempre ha velado por él.
Suspiró una vez que reconoció que aquello era totalmente descabellado, nada en la vida nada es tan fácil.
— ¿En qué piensas?— la voz masculina la tomó por sorpresa.
—Me gusta este árbol— ni estando drogada le iba a confesar sus cursis pensamientos —, es la parte que más me atrae de tu casa.
Él sabía que le estaba mintiendo, la niña era totalmente torpe en cuanto a engañar se trataba, el ceño se le fruncía y los ojos color miel divagaban. La había estudiado tan bien que podría reconocer esos gestos y sobre todo esa mirada en cualquier parte.
Dejo pasar su mentira apropósito, bajó sus labios hasta la blanca frente de la Hyuga, depositó un lento beso y dijo:
—Es nuestro.
— ¿Cómo una pulsera de la amistad?— no quería seguir lastimándose, no deseaba pasar el resto del año pensando en un amor que claramente no estaría destinado a ser.
Sólo había que mirarlo a él; alto, musculoso, rubio, con gemas azules como ojos y con esa sonrisa sacada de una jodida revista de modas. Siempre tan inteligente, rodeado de mujeres de su edad y de las mejores propuestas académicas.
Naruto acarició su rostro cuando notó que sus pensamientos se volvieron profundos, no quería perderla en ese abismo lleno de comentarios rudos contra ella misma. Las yemas de sus dedos dibujaban una linea totalmente transparente, una que viajaba desde sus ojos hasta los labios, se detuvo ahí para contemplarlos.
