Saturno

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Bueno pues la canción no va mucho con la parte de historia en la que vamos pero es demasiado hermosa, se puede utilizar como canción de Altagracia y Saúl para la doña 2. Perdonad por no actualizar.

Altagracia

Llegamos de nuestro viaje muy cansados y nos sentamos en la sala a conversar con la familia.

Francisca

Que bien que ya regresaron, como les fue.

Altagracia

Perfecto.

Francisca

Como me alegro pero deben de llegar muy cansados.

Altagracia

Si, nos pueden disculpar necesitamos descansar.

Francisca

Y mi nieto hermoso.

Altagracia

El está muy bien mamá.

Narrador

Altagracia y Saúl cenaron con la familia y fueron a descansar a la recámara.

Altagracia

Entramos en la habitación y cargo a mi hija le beso su mejilla y ella toca sus palmitas y me llama mamá.

<No sabes cuanto te eché de menos mi amor.

<Mamá.– Altagracia y Saúl  se sienten muy felices de volver a estar junto a su princesa. Ambos no pueden evitar emocionarse y terminan llorando de felicidad.

>Mi amor la eché mucho de menos. –Besando la mejilla de la bebé.

Saúl Yo también la eché mucho de menos es mi princesa. –Besando la mano de la bebé y acariciándola tiernamente. Saúl cargó a la niña hasta la cuna y la durmió, Altagracia que necesitaba descansar se durmió al instante.
Mientras Saúl va a ponerse el pijama y ve a su mujer dormida y esboza una pequeña sonrisa. Se acerca a su lado y mueve su cabello tímidamente y se lo coloca detrás de la oreja.

>Mi guerrera valiente descansa para que nuestro campeón puede que yo velaré por el bienestar de mi familia.

Narrador
Saúl se durmió abrazando a su amada y así llegó la mañana siguiente. En la que el mismo se encargó de traerle el desayuno a la cama a su esposa y prepararle el biberón a niña.

Altagracia

Es Saúl que no para de besarme, es muy tierno conmigo.–Unos tímidos y delicados besos en la panzita despertaron a Altagracia de sus dulces sueños. Altagracia abre los ojos y lo ve a Saúl sonriendo y eso hace que un tímida sonrisa se dibuje en su rostro. Se percata de todo el desayuno que Saúl apartó a un lado de la cama.

>Mi licenciadito bello, ya déjeme desayunar.

Saúl No, yo quiero que usted hoy sea una princesa a la que voy a cuidar.– Deja de besarle su panzita.

Altagracia Y tu serás un príncipe pero yo me muero de hambre.– Haciendo pucheros con la boca a Saúl que puede resistirse y le acerca la bandeja para que ella pueda empezar a desayunar.

Saúl Eso yo puedo solucionarlo, aquí está  el desayuno que te preparé.
–Altagracia se sentía una princesa de cuento por un día y Saúl era su principe que hacía lo que fuera por verla contenta. Saúl llegó con una enorme bandeja en la había tostadas, mermelada, fruta, cereales, galletas...

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