No fear

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En octubre de 2004, una mujer llamada Alexa Woods fue rescatada en la Antártida después de que un mensaje fuera enviado por parte de las oficinas Weyland, describiendo una misión de investigación elaborada por Bishop Weyland que tenía la finalidad de descubrir una pirámide perdida.

Dicha misión fue catalogada como un fracaso desde que solo sobrevivió una persona, se desconoce el paradero del resto del equipo, así como se afirma la destrucción de dicha pirámide, se ignora el tipo de explosivo utilizado, los científicos no pudieron obtener información química o biológica de ese ambiente hostil.

Alexa Woods fue resguardada en oficinas secretas de Industrias Weyland, con la finalidad de interrogarla, los análisis médicos que se le elaboraron arrojaron como resultado que la afectada padecía de neumonía, tuberculosis y una herida infectada en su mejilla izquierda. El agente a cargo de los interrogatorios es Gabriel Amsel.

Tres años después se registra un ataque en un pueblo de Colorado, el enemigo no es identificado, el gobierno decide eliminar la inminente plaga borrando ese pueblo del mapa, sin embargo, varios kilómetros alejados, son encontrados 4 sobrevivientes con armas aparentemente extraterrestres, las cuales han sido decomisadas por Yutani. Los sobrevivientes fueron puestos en cuarentena, posteriormente se llevaron al centro de investigación psiquiátrico y tecnológico de industrias Weyland. El encargado de los interrogatorios: Gabriel Amsel.

- Muy bien, Lex, sé que prometimos dejarte rehacer tu vida, pero dadas las circunstancias era necesario traerte de regreso- Amsel la miro profundamente, comenzando su investigación.

- Yo no tengo más nada que aportar a su investigación, Agente Amsel, le he dicho todo lo que sé, no sé qué papel estoy jugando aquí- Alexa Woods mantuvo su mirada fría, con su cabello ondulado cubriendo una delgada marca en su mejilla

- Quisiera preguntarte una vez más de esa marca en tu rostro, no parece haber sido accidental. - Gabriel pocas veces mostraba interés genuino en sus investigaciones, sin embargo, toda esta situación le parecía extremadamente llamativa, los patrones eran únicos.

- Ya le dije, un hombre enmascarado me lo hizo, como si fuera un ritual de alguna secta- Woods suspiro cansada, de sus recuerdos acosándola, de sus creencias siendo modificadas, aplastadas.

- Sin embargo, eso no fue un hombre, según me dijiste, era alguien alto, de más de 2 metros, con piel verdosa y una cara de espanto, con tenazas y toda la cosa. - La sonrisa de Gabriel se volvió ladina, casi cruel. – No suena muy real.

- No espero que crea que es real, sino que así fue, lo demás ya no me interesa. - la morena tamborileó sus dedos sobre la mesa, volteando la mirada ya fastidiada.

- Pero si te creo, y más ahora, con los recientes sucesos en Colorado... - Escrudiñó la imagen de la morena, intentando estudiar sus reacciones – Me imagino que miras los noticieros, ¿no, Lex?

- Kainde Admeha...-Woods mencionó al aire, sin intención de repetirlo- ¿los vieron? – Ahora sí, Gabriel podría conseguir algo de información más sustancial.

- Nos enviaron algunas imágenes, y tenemos algunos sobrevivientes

- ¿Algunos? ¿cuántos? ¿están marcados? - Por un momento la guía se alteró, desesperada por respuestas, ansiosa por lo que le iba a decir. - ¿puedes revelar esa información? Peón.

- 4 personas, dos hombres una mujer y un niño, ninguno está marcado, su historia es semejante a la tuya, aunque su bestia negra es algo diferente. - Sus negros ojos analizaban cada movimiento de Woods, en espera de algo de información. - Llevaban consigo un artefacto, alienígena obviamente, lograron utilizarlo algunas veces...

- Le daré un consejo, peón, procure no meterse con estas criaturas, si el artefacto que mencionas es lo que creo que es, ellos vendrán por él, y son hostiles, ya pasó una vez en una selva en Guatemala, en Los Ángeles, después la Antártida, ustedes no están preparados para confrontarlo, aléjese de todo esto, peón, o las cosas se pondrán pesadas, para un chico de oficina como usted.- moduló todo el tiempo su voz, dejando en claro la importancia de lo que decía, haciéndolo personal.- Pero me imagino que todo esto lo sabe, agente, y obviamente sabrá cuando es prudente retirarse.

Pasaron algunas horas más, donde Amsel trató de sacar más información de Alexa Woods, sin embargo, ella no respondió nada. Ya cansado de la situación, el agente la dejó marchar, y ella le dedicó una mirada de alerta, fría y absoluta, ella era completamente seria con su advertencia.

Después de interrogar a los otros sobrevivientes regresó a su casa extasiado, con hambre de conocimiento, él no tenía idea de lo que era aquel artefacto que fue confiscado de los sobrevivientes, especuló un poco y soltó la bomba en espera de respuestas por parte de la guía exploradora, y eso había abierto grandes puertas de incógnitas, ahora no sabía nada del caso en el que había trabajado 3 años, estaba lejos de resolver todo aquello, comenzó a dudar de la misma empresa Weyland, y de qué manera estaba vinculada con Yutani, ¿qué estaba investigando él?.

Gabriel dejó el archivo que tenía de Alexa Woods y los otros sobrevivientes sobre la mesa, y se dedicó a tomar un baño rápido, pronto tendría que volver a la oficina, dormiría algunas horas y podría regresar a su trabajo. Tan pronto su cabello dejó de estar húmedo se acostó en su mullida cama, y cerró sus ojos, dejándose perder.

Transcurrieron 2 horas y despertó alterado, algo no se sentía bien en la habitación, alguien lo miraba, había alguien en su cuarto, alarmado tomó el arma que guardaba en su buró, apuntando a la puerta por inercia, su respiración estaba agitada, escuchaba un leve sonido, como un ronroneo, pero estaba solo. Se dejó caer en su almohada una vez más, con el arma en su tocador y sin poder descansar de nuevo. Pasadas tres horas su despertador sonó y Gabriel comenzó a prepararse para partir, extrañado por la constante sensación de una presencia en su habitación.

Residencia Woods.

Lex estaba todavía en pijama, con una taza de café frio en su mano y la mirada pegada al noticiero, claro que la explosión en Colorado causaría revuelo, los medios tratando de culpar al gobierno, el gobierno inventando historias de que fue lo que sucedió, tratando de justificar las cientos de personas que murieron en la explosión; pero ella sabía toda la verdad, ella sabía que el cazador había regresado, muy probablemente por su arma, como había ocurrido cuando Weyland y su equipo trataron de llevárselas.

Estaba intrigada, las consecuencias de un nuevo ataque la enervaban, aunque en teoría ella no pintaba nada en aquella situación, ella ya era invisible, lo único que le recordaba lo que paso en la Antártida era la cicatriz en su rostro, algo deforme por la infección que tuvo, pero seguía siendo notable. Suspiró por enésima vez desde que se despertó, volteando su rostro a la cocina, donde ya veía una figura materializarse, el cazador.

- ¿Por qué has venido, cazador? – preguntó después de que el alienígena la mirara largo rato, específicamente su marca – yo no tengo lo que has extraviado, no sé dónde lo guarden- nuevamente habló, cada vez más inquieta.

- Pyode admeha- La bestia arrastro un ruido que ella supo identificar- Gkaun-yte – alejó lentamente sus manos de cualquier arma, y mostró sus palmas en señal de paz

- Lo siento, pero tu amigo no tuvo tiempo de enseñarme su idioma- ella dejó la taza en la mesa donde estaba la televisión.

- Oomans, k'arrmaz – el ronroneo le erizó los vellos, la morena había entendido el mensaje.

- No sé cómo llegaste aquí, pero puedo decir que ya tienes una idea de dónde encontrar tus armas...


M-di H'dlak - No fearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora