¿Locos?

CAPÍTULO IX - El poder de la mente

            

-Han pasado tres meses desde que la policía vino por el enfermero y cuatro meses de mi retraso. Nunca he sido regular con mi periodo, así que no le tome importancia, pero ya ha pasado bastante tiempo y mi cuerpo ha tenido cambios importantes, no he tenido mareos, ni antojos, así que eso ayudó a negar lo obvio. En gran parte también ayudó el hecho de que yo misma me negué a la posibilidad, porque no quiero estar embarazada del hombre que me violó, es cruel pensar que dentro de mis entrañas crece un ser con la misma sangre que ese maldito.

-Aún es pronto para hacer conclusiones Adela -me dijo el doctor Cantú quien me miraba desde la cabecera del diván donde estaba acostada, así que yo no podía verlo, sólo oírlo- Inmediatamente pediré que te tomen una muestra de sangre para sea enviada a analizar al laboratorio, cuando tengamos los resultados estaremos totalmente seguros.

-No necesito la prueba, conozco mi cuerpo y sé que algo está creciendo dentro de mí.

-¿Has pensado qué harás si estás embarazada?

-No. Me negaba a creer que lo estaba, así que no quise torturarme pensando en lo qué tendría que hacer si fuera cierto.

-Aunque el aborto en nuestro país es ilegal, la ley es flexible en tu condición. Una mujer que sufre un embarazo de su violador, es libre de decidir si quiere o no concluir la gestación

-Sería lo mejor, no me imagino amando al hijo de ese pervertido.

-También sería tu hijo. Te sorprendería saber cuántas mujeres llegan a querer al producto de una violación y cuántas nunca superan el trauma de haberse decidido por el aborto y descubrir que cometieron un error.

-Yo no soy una estadística.

-Lo cierto es que, dado tu caso de inestabilidad emocional, es muy probable una depresión posparto si terminases el embarazo.

Adela, tú serás quien tome la decisión y nadie puede interferir. Sin embargo, desconocemos cuántas semanas de gestación tienes, si el embarazo es avanzado sería bastante riesgoso realizar un degrado y nadie podrá practicarlo.

-No puedo criar a este niño -dije con lágrimas en los ojos.

-Estoy de acuerdo, no estás mentalmente, ni emocionalmente capacitada para hacerlo y ni siquiera tienes familiares que puedan hacerse cargo.

-¿Ha sabido algo de mi familia?

-No, no hemos podido contactarnos. Ellos sólo se limitan a enviar un cheque cada mes.

-Seguramente mi padre me odia, debe culparme por la muerte de mi madre.

-Volviendo a lo de tu embarazo. Quiero que sepas que un aborto no es la única salida, después de todo llevas en tu vientre un ser inocente, que tiene tanto derecho a vivir como tú y yo.

-No entiendo, acaba de decir que estoy incapacitada para tenerlo.

-A lo que quiero llegar es que puedes darlo en adopción.

-Sería justo, el bebé tendría la oportunidad de vivir con una familia que lo ame y lejos de saber que su padre es un violador y su madre una loca que quiso matarlo. Pero no sé si pueda llevarlo tanto tiempo dentro de mí, es cruel obligarme a dar a luz a este ser.

-Nadie puede obligarte a nada Adela, ya te lo había dicho. Pero nos estamos precipitando, aún no sabemos si estás embarazada. Haremos la prueba y dependiendo el resultado, analizaremos las posibilidades y tomaras una decisión. Mientras tanto quiero que no te precipites y no pienses en esto. Lleva tu vida normal.

- ¿Que no me precipite? -reí sarcásticamente por la ironía- No puedo dejar de pensar en esto ¿Qué no ve que mi vida ya no es normal?

Todo era tan complicado, creía que la pesadilla había terminado cuando los policías fueron por el enfermero. Pero, así como su violación había dejado daños paralelos, como el no poder tener intimidad con nadie más, todo el daño que me había hecho seguía cobrando consecuencias y como si fuera una venganza planeada por denunciarlo, él había sembrado su mal en mí, en una herida que nunca cerraría y que siempre tendría presente para recordarme que él alguna una vez me hizo el peor de los daños.