Capítulo 1 Órdenes son órdenes.

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-Base militar al norte de Etritun, febrero del 2620-

Seguro tienes una buena idea de lo que es una base militar, armas, vehículos, soldados uniformados, muy correcto todo, pero con el pasar de los años la guerra en los países se hizo tan común que poco a poco agregaron otras comodidades, bares, universidades, algunas mini zonas de comercio y una que otra zona recreativa, ya que la población de cada nación se dividía en 2 grandes partes, los soldados y los civiles, debido a las guerras constantes, los países tenían una gran lista de bases y soldados alrededor de su territorio que se encargaban de la defensa de la misma, si eras joven y cumplías con los requisitos tenías solo 2 opciones, una era estudiar en las universidades de la ciudad y convertirte en un comerciante o empleado, y la otra era volverte un soldado y pelear en las guerras, estudiar en la universidad de la base y tratar de llevar una vida normal entre balas y libros con el riesgo constante de morir, Pero no hay pena que con alcohol no pase ¿No? en el bar de la base norte de Etritun, los soldados se relajan un poco y se toman un descanso de los deberes, beben, ríen, pelean entre ellos y algunas veces hacen competencias donde seguro uno de los dos devolverá la cena junto a litros de alcohol, están conscientes que podrían morir en cualquier momento pero en esos momento son personas normales "socializando" a su modo claro está, la mayoría de soldados que llegan son escuadrones que acaban de cumplir su guardia o una misión, ellos con el tiempo desarrollan un sentimiento de hermandad y lealtad entre ellos, pero entre todos esos soldados se encuentran algunos de los muchos que fueron hechos y vendidos por la organización Black al mejor postor, estos soldados no eran muy diferentes al resto solo resaltaban en algunos rasgos de desempeño físico, había uno en especial que siempre acudía a ese bar, se sentaba en la misma mesa solo, cada noche, cada año, casi nadie hablaba con él, su apariencia no ayudaba mucho tampoco, era muy alto, alrededor de los 2 metros pelo negro y largo, rapado de los lados y con una cola de caballo, varios piercing y tatuajes, lleno de cicatrices, casi todos conocían su historia, llego un día a Etritun y era de los experimentos de Black, y desde que llegó no hubo misión que no lograse hasta las que eran consideradas suicidio puro, pero tal vez lo que más causaba miedo o incomodidad era la mirada que tenía, sus ojos eran negros y su iris era azul, no era nada normal ver eso, su mirada era siempre la misma, fría y sin ningún tipo de expresión, su tono de piel pálida lo hacía resaltar, era muy bien parecido, mentón, fuerte y erguido con un porte muy llamativo y muy musculoso, era muy inexpresivo y su actitud era una invitación directa a largarte por la puerta, muy acogedor ¿No? Nadie lo molestaba y el no molestaba a nadie, un resultado más de la guerra diría yo.

Ya avanzada la noche eran alrededor de las 8 p.m. los escuadrones se iban a sus respectivas guardias en el campo de batalla y algunos a cumplir misiones, un soldado afroamericano entro al bar, el ambiente era cálido y amigable como siempre, un lugar que mucho asocian a la palabra "hogar" el hombre ordenó dos cervezas y se dirigió hacia el único lugar del bar donde nadie iba, exacto amigo mío, hacia el hombre de ojos azules, se sentó y dándole una de las cervezas dijo.

—¡Hey Matt!, nos llamaron a una misión, salimos en media hora, parece que hoy veremos acción grandulón— dijo Scott deslizando la cerveza hacia Matt.

—Sí, ¡Hurra!, no aguanto la emoción de ir a caminar en el barro, de nuevo..., sabes Scott, si tuviera una moneda por cada vez que te emocionas por misiones sencillas seria yo quien te invitara las cervezas— Respondió Matt dándole un gran sorbo a la cerveza.

—Y si yo tuviera una moneda por cada vez que pones tu cara de cascarrabias como mi abuelo, ¡Ya fuera comprado todo el jodido bar! — dijo Scott riendo y bebiendo toda su cerveza de un solo trago —¡Muy bien! — exclamo enérgicamente mientras se levantaba y golpeaba la mesa con sus dos manos —¡Vámonos! Llegaremos tarde— Scott salió del bar hacia su auto a toda prisa.

—¡Si te mandan a buscarme al menos espérame!— gritó Matt atragantándose su cerveza y corriendo tras de Scott.

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