Hace un par de años atrás, mi familia y yo nos mudamos a las afueras de San Francisco de Mostazal. Veníamos de Concepción, justamente la región en la cual pasaban cosas extrañas, pero no se compara ni un poco con lo que pasaría en esa casa que hasta el día de hoy me daba miedo el solo recordarla.
Cuando recién llegamos, todo parecía normal.
Llegamos a la ciudad muy tarde, en la noche, por lo que no había llegado el camión de la mudanza y terminamos durmiendo en colchones inflables en la sala.
Fue una noche de lo más tranquila, igual que los días siguientes.
Todo continuaba igual, normal, hasta que comenzó la mudanza.
Con ese hecho, empezaron a suceder cosas extrañas. Con ese hecho, mi vida indudablemente cambio. Con ese hecho, mi infierno se desato.
