Capítulo 2

51 7 2
                                    

Llegamos a la cafetería y yo buscaba a Josh. En el camino, le platiqué a Luke que le quería presentar a mi mejor amigo. Le conté que era una persona estupenda. Lo busqué con la mirada, pero como no lo encontré tuve que avanzar para poder hallarlo.

Lo encontré. Estaba solo en una mesa. Me acerqué a él con mucho entusiasmo, pero una chica se adelantó. Brook Danworth.

No la conocía bien, pero tenía celos; y miedo de que el me cambiara. Retrocedí con cautela pero choqué con el rubio.

-¿Qué te pasa?-.dijo tomándome de los hombros.

-Nada. Es sólo que, tendrán que conocerse después.

-Es ese chico que...

Lo interrumpí.

-No lo conoces. No sabrás a quién me refiero. Y será mejor que no lo sepas aún.

Salí corriendo hacia el otro lado de la gigantesca cafetería, atrayendo la atención de la mayoría de los alumnos. Seguramente Josh me vio. Me ubiqué en una de las mesas bacías, y a los pocos segundos llego Luke con la respiración un poco entre cortada debido a la corrida que di.

-No corres tan lento cómo pensaba.

Se sentó a lado mío. Sacó una botella de agua natural y le dio un sorbo. No había notado la botella de agua. Seguramente la había tomado de la mesilla que estaba en frente de dónde tomábamos la comida en la hora del almuerzo.

Después de tomar, me ofreció la botella de agua y me hizo un gesto. Ése gesto significaba << ¿Quieres? >>. Negué con la cabeza.

-¿Acaso le tienes miedo a los gérmenes?-.dijo limpiando la boquilla de la botella.

-No. Simplemente no quiero. Además, los gérmenes son lo que menos me preocupan en este instante.

-Ah, ahora entiendo-.suspiró y miró hacia atrás tratando de adivinar quién era Josh-.Es ése tal Josh, ¿no?

Me llevé las manos a la cara y asentí.

Luke me apartó ambas manos y tomó una de ellas, haciendo que mi mano y la de él se entrelazaran.

-Amy...-.dijo tomándome de la barbilla para verlo a los ojos-.No dejes que nadie te cause daño, ¿está bien? Si alguien lo hace, dímelo y se arrepentirá desde el día en que nació.

-Gracias-.murmuré. Apenas alcancé a escuchar mi propia respuesta, mi nudo en la garganta me impedía hablar con claridad.

Como respuesta, él dirigió mi mano a su boca para darle un delicado beso. Me estremecí. Otro incómodo momento, pensé.

Jaló de mi brazo para levantarme de aquella mesa redonda en la que me hundí.

-Recuerda que es mi primer día, y nadie me ha enseñado la escuela completa. Qué lástima que no hay una chica de diecisiete años a mi lado...-.volteó a verme y cuando sus ojos se encontraron con los míos, sonrió.

No pude evitar sonreír.

-¿Me estas invitando?, ¿O me estas avisando?-.dije entre risas.

-Te estoy avisando-.corrió y me tenía tomada de la muñeca para seguirlo.

Nos alejábamos de la cafetería, cuando la campana de inicio de clases chirrió.

Subimos las escaleras que conducían al segundo piso del instituto. Vi algunos rostros conocidos, pero a ninguno me apetecía hablarle. Ambos entramos al salón de clases, un salón grande y elegante, con grandes ventanas de un lado de la pared con cortinas blancas sujetadas justo por la mitad con un lazo color hueso y desde ahí, podías ver el gran Big ben a lo lejos; del lado opuesto de las ventanas, estaba el periódico mural que estaba también en el resto de los salones. Al fondo, había un gran librero hecho de roble, había montones de libros ordenados en éste; había libros traducidos en casi todos los idiomas y de cualquier tipo de género literario. Dos pizarrones, uno blanco y otro verde, colgaban de la pared restante; aún lado del pizarrón blanco, había unos cuántos plumones de varios colores, y aun lado del otro pizarrón, había una caja de gises.

LongwesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora