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Una larga amistad de años. Una conexión. Risas. Lágrimas. Enojos. Secretos. Confianza... o eso creía yo.

Solamente le había pedido que los guardara, habíamos llegado a una clase de trato, un juramento "inquebrantable" para que una guardara los secretos de la otra y viceversa. ¡¿Qué tan difícil era?! Por eso todo resulto de una manera catastrófica.

¿Realmente pensó que iba a salirse con la suya? Bueno, eso creyó, no hubo alternativa. Yo sí lo hice, ¿Por qué ella no cumplió?, le había contado mis más íntimos secretos, mis más cercanos, algo que no quería que supieran los demás. Ella parecía ser una persona de confianza pero poco a poco se fue convirtiendo en una persona muy diferente a la que había conocido, alguien falsa, fantasiosa, orgullosa.

Todo ocurrió porque un día me sentía pésimo, ella me preguntó sobre él porque estaba así, una parte de mi sabía que no debía contarle pero mi estado emocional me ganó y le conté mis SECRETOS. Cuando termine de decirle me sentía más tranquila, ella me dio "consejos" y me dio una amable sonrisa. Dos días después, había faltado a clases, me sentía enferma, tenía fiebre y el cuerpo adolorido, no quería ver a nadie; incluso mis padres no me tomaban mucha importancia. Falte a la escuela como 1 semana. Al volver, después de haberme sentido mejor, busqué con la mirada a mi amiga, incluso al verla hablando con un grupo de chicas a lo lejos sonreí como una tonta, me fui acercando hacia ella, pero al adentrarme al salón de clases, varías miradas se posaron en mí, se reían, murmuraban; camine con nerviosismo, ella volteo hacia mí y me miro de manera descarada, barriéndome de abajo hacia arriba con una sonrisa tan falsa, viéndome como si fuera poca cosa.

- Vaya, todavía existes

Fruncí el ceño, ¿pero que le pasaba? , me le quede viendo extrañada, iba a hablar cuando una chica al lado de ella habló.

- ¿Es cierto todo?- habló con malicia con aquella voz aguda e irritante.

Yo negaba lentamente, confundida.

- No sé de qué estás hablando-. Las demás chicas que estaban con ella se rieron, mi amiga se mostró un tanto sorprendida y nerviosa e interfirió.

- No hagas caso, olvídalo- me sonrió; pero esa sonrisa, me resulto inquietante, la vi tan fingida, pero le devolví el gesto.

Las clases siguieron su transcurso hasta que llegó el receso. Mi amiga estuvo distante de mí, así que tuve que pasar el tiempo sola. Mientras caminaba tenía la mirada baja, algo pensativa, hasta que escuché murmullos a mí alrededor, subí la mirada y decidí acercarme a ese grupo de personas sólo por curiosidad. Hubiera deseado no hacerlo...


Un secreto rencorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora