Capitulo 4

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Sí. Estaba siendo dramática y horriblemente catastrófica, pero considerando que en su vida había estado en la cárcel, que la desquiciada emperadora de esta la había reclamado como su propiedad y que la tipa, era condenadamente caliente, se las había arreglado para provocarle un calor entre las piernas que aumentaba constantemente; estaba justificada.             

—... ¿Alguien te drogó?             

La expresión apabullada de Taeyeon le demostraba que su confesión estaba completamente fuera de lugar. Tiffany tragó y negó con la cabeza.          

—Eh, no. Creo que... no. No lo sé. ¿Cómo se siente cuando te drogan?           

Taeyeon enarcó ambas cejas y con un perezoso parpadeo recorrió a con Tiffany la mirada.   

—Pues... ¿Qué ves?            

—A ti. —La convicta asintió y lentamente comenzó a alejarse. Se empezó a vestir, sin quitarle la vista a la americana.

Tiffany  agradeció mentalmente cuando Taeyeon salió de la cama. El aroma corporal de la mujer prácticamente le daba nauseas. ¿Podría pedirle que se bañara?          

—¿Acabas de decir que te gusto? —preguntó Taeyeon con brazos cruzados y el entrecejo arrugado. Se inclinó nuevamente en dirección a la americana. No había más que una acusación férrea en la voz de Taeyeon.        

Las mejillas de Tiffany se amoscaron en un tentador y acusador matiz sonrosado.    

—No. —Sacudió su cabeza en negación incontables veces. Necesitaba que Taeyeon tomara distancia o la demente podría escuchar las feroces pulsaciones de su corazón.              

—Sí. Dijiste que mis besos te saben a puta gloria.         

¡Venga! Que no era su culpa. Tiffany no era la persona más racional del mundo. Si lo fuera, no estaría en esa situación en ese preciso instante. Lamentablemente a veces su boca trabajaba demasiado rápido.               

—No. No... Yo no...

Taeyeon la tomó de la barbilla, relamiéndose una esquina de su labio inferior donde una pequeña cortada reciente se dejaba ver como una medalla de combate.        

—¿Me estás diciendo mentirosa?    

—Uh. ¿No? Pero yo no, es decir... Sí dije, pero... —Mierda.          

Taeyeon entornó los ojos y ambas permanecieron en silencio unos agonizantes y eternos segundos. Finalmente, la mujer salió de la litera y se colocó de pie. Miró a Tiffany por sobre el hombro y chasqueó con la lengua. 

—Zorra astuta—gruñó antes de salir de la celda.             

Tiffany se sentó en la cama de golpe. Llevándose una mano al pecho y exhalando una profunda bocanada de aire.             

Demonios, eso había estado cerca... Y nuevamente Taeyeon no se la había follado. Lo cual era muy bueno y a su vez, la hacía sentir incómoda. ¿Por qué Taeyeon no podía ser una criminal normal? De esas abusivas y malditas, feas, sucias y con cicatrices en la cara. ¡Como en las películas! Así Tiffany podría odiarla.       

Arrugó la nariz y se tiró de espaldas, quejándose por la dura consistencia de lo que se suponía, era un colchón. Bien, al menos ya había sobrevivido veinticuatro horas más. Solo le quedaban cuatro años y más de trescientos días en Camp Alderson.

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Increíblemente, ese día se cumplían dos semanas desde su llegada a prisión y no, no estaba bien. Sentía que se quebraría en cualquier momento. Jessica le decía que debía dejar de preocuparse de lo que ocurría a su alrededor y enfocarse en mantener su propio pellejo a salvo. Tiffany lo intentaba, pero era su vocación ayudar a las personas y tener que ignorar los constantes abusos cometidos en aquella penitenciaría, estaba consumiéndole el alma.

 [TAENY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora