Capítulo I.

27 0 0
                                    

Termine de quitarme el sudor de mi frente, los gritos no cesaban y si seguían así iban a estallar mis oídos. Pero eso no importaba. Moví mis pies de un lado al otro con un gracioso ritmo, siempre lo hacía cada vez que estaba nervioso. Y si, lo estaba y mucho. Respire profundamente y supervise mi atuendo, era justo lo que quería. Chaqueta blanca al igual que la remera y el pantalón, mis inconfundibles supras color blanco y unos guantes de cueros. Agarre el sombrero y me lo situé en la cabeza. Ya es hora. Tengo que salir a cumplir mi sueño.

—¡Hijo! Vamos te toca salir ya —mi madre como siempre tratándome como a un niño. Yo le sonreí y me acerque a ella con calma, ella me miraba con impaciencia; bese su frente y ella se relajo un poco—. Adivina quien está aquí —exclamó botando emoción por los poros, eso solo pasaba cuando… Abrí los ojos de golpe y sonreí lentamente—. ¡Lily! —dijo de manera alto, y yo, me dispuse a asentí, decepcionado. Saber que mi novia estaba aquí me ponía feliz, pero no pude evitar decepcionarme, esperaba que fuera otra persona.

—Me alegro —trate de sonar feliz o al menos complacido por lo que me acabada de decir, pero a mi madre no la podía engañar, era mi mamá, me conoce tan bien, como toda madre conoce a su hijo. Me abrazo y se acerco hasta mi oreja.

—Ella no vendrá amor —murmuró, haciendo así, destruir la poca esperanza que tenía y dejando un incomodo vacio en mi interior—. Esta noche tiene que una cena familiar, sabes cómo son sus padres —explicó para calmar mi ansiedad por querer vera, se alejo un poco y sonrió, yo le devolví la sonrisa.

—Tienes razón —refunfuñe, sabiendo muy bien que me tenía que conformar, tenía que salir e ir hacer mi espectáculo, para complacer a mis fans y así agradecerles al menos un poco por todo lo que hicieron por mí.

—Lo sé —sonó egocéntrica mientras se paraba en puntas y besaba mi frente. Me obligue a no virar los ojos por respeto a ella, simplemente a mi madre nadie la cambia y seguirá siendo siempre así de creída y por eso y más razones la amo—. Ahora a trabajar —se alejo de mí unos cuantos centímetros, le sonreí y di media vuelta, hice una mueca al sentir el azote de su mano en mi trasero. Gruñí pero la ignoré.


Era momento de actuar, hacer lo que me gusta, por lo que me esmere en cumplir, y bueno aquí estoy, demostrando que los sueños si se cumplen.


{…}




—¡Gracias por venir! —exclamo—. Los amo a todos y ¡Nunca digas nunca! —y así fue como termine el sexto concierto de mi gira Believe Tour. Baje del escenario y me encontré con todo mi equipo celebrando. Sonreí, amaba este entorno.

—¡Bebé! —llamaron a mi espalda, yo una sonrisa comprimida apareció en mi rostro al saber de quién se trataba, voltee para mirarla y dejar que su sonrisa me contagiara.

—Lily —le dijo, antes que ella se guindara en mi cuello y comenzara a besarlo. Yo solo disfrutaba del contacto, ¿Qué más podría hacer? Era mi novia para eso y muchas cosas más estaba. De repente, de manera sorpresiva se alejo, dejando me confundido y aturdido—. ¿Y eso a que se debe? —pregunto levantando una ceja.

—¡Asco, no! Estas sudado —habla con repugnancia, como si estuviera viendo la mierda más mierda del mundo, viro los ojos, esta era una de las cosas de las cuales odiaba de Lily, siempre por delante de todo su engreimiento, su manera de ser tan desagradable a veces. En unos momentos es un amor total, luego es la última persona con la que quiero estar. Hizo un intento de puchero, no se salió nada bien, ahí fue cuando me di cuenta que estaba bromeando, gracias a Dios, me dije en mi interior—. Lo siento amor, es solo que me dio cosita —uso ese tono de voz bajo y seductor. Aunque no sirvió conmigo en nada. Se acerco aun más y paseo sus dedos por mi hombro, acerco su boca en mi oído—. Si te bañas te daré una recompensa. 

—¿Así? —pregunte levantando una ceja divertida, ella asintió y comenzó a aplaudir como una niña a la cual le fueran dado una nueva muñeca.

—Sabes… tu ya tienes 18 años, y mereces una recompensa —se mordió el labio de manera sexy, claro, ella lo era, está bien, pero ese gesto en ella, queda tan… ridículo. Trague grueso, aunque no causara ningún efecto en mí, me ponía nervioso cuando venía pro ese camino—. Es tiempo de que dejes de ser virgen –dijo animada, yo gire los ojos, ya se me estaba haciendo costumbre, y suspire con frustración.


—Lily, querida —tome sus hombros—. ¿Qué te dije de eso? —le dije tratando se sonar paciente, quería gritarle: Es-cuando-a-mi-se-me-de-la-real-gana, pero obviamente no lo iba hacer—. Aun no es tiempo —le sonreí.

—Bien pues me largo, por lo menos otra persona me daría aunque sea un poco de amor —se giró indignada con intenciones de salir de aquí, dándome la espalda impacientada.

—Perdóname cariño —susurro mientras la abrazo pro la espalda.

Fall. (Primera parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora