Capitulo 2

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Las semanas en el colegio pasaban demasiado rápido para Liam, nunca sucedía algo fuera de lo común, siempre era la misma cosa monótona de sentarse, escribir, fingir que le gustaba la clase, poner cara de perro mojado cuando no llevaba la tarea, etc. Le era fácil que los profesores le perdonaran el que no lleve la tarea, además, como no hacerlo con esa cara de ángel caído del mismísimo cielo, al que pareciera que los mismos ángeles tallaron arduamente, para ser mostrado como obra de arte en el hermoso azul del cielo, junto con tantas obras, que deberían estar ahí, sin moverse, solo mostrando la maravillosa belleza que estas poseían, como la de aquel chico, esculpido como quien da forma a un sable, brillante, esplendoroso, tan digno de un caballero, a la vez tan noble, capaz de impartir justicia. Debo decir que pareciese que Miguel Ángel lo hubiera cincelado; sin embargo estaba allí, en suelo terrestre, dando el lujo a las demás personas a admirarlo, pero nadie se percataba de su existencia. Su único amigo era Harry Styles, un chico que no tenía miedo de mostrar y decir lo que pensaba. Es de los que les gusta que les den la razón, es terco y tiene una mirada encantadora, que hace que te tiemblen las rodillas con solo verlo, a la vez puede llegar a ser muy amable y tierno.

Ellos son amigos desde que Liam se cambió a esa escuela. Ambos se conocieron en la cafetería, y fue algo como esto:

No encontraba mesa alguna en donde sentarse... Todas las mesas estaban ocupadas por las porristas a la derecha y en donde el sol más pegaba, resplandeciendo; a la izquierda los excluidos, los rechazados, los emos, los nerds o "ñoños", los metaleros, y los del club de lectura, allí destacaba un chico de cabello rubio, pero esa es otra historia. No obstante notó una mesa que estaba oculta de las demás, una que iluminaba una pequeña ráfaga de luz, solo de un costado de la mesa. En ella había un chico con cabello rizado color chocolate, piel blanca y unos ojos verdes increíbles, que se iluminaban con la pequeña ráfaga de luz que habitaba allí. Tenía puesto una campera de jean y unos pantalones negros. Liam se acercó tímido a aquella mesa...

- Disculpa... pero ¿hay alguien más en esta mesa? - Dijo tímido. Unos ojos esmeraldas penetraron la mirada de Liam y éste empezó a pensar que hubiera sido mejor idea irse con los emos.

- Claro... Siéntate... - Dijo con indiferencia. Volviendo a su comida y a seguir revolviendo el ketchup y la mayonesa.

- Gracias- Dijo tímidamente. - ¿Sueles estar solo aquí...? - Soltó de repente. El otro chico volvió sus orbes esmeraldas a los color castaño de Liam, haciendo que se estremeciera y bajara su mirada.

- Si...Tienes cara de pocos amigos. ¿Me equivoco?

- Es que... soy nuevo y digamos que no entro en ningún grupo... son todos unos idiotas... - Dijo con tristeza y algo de nostalgia.

- ¿No tienes amigos? Qué raro, eres un chico muy apuesto.- Dijo el rizado sonriendo de lado. Liam se ruborizó y sonrió mirando avergonzado hacia abajo. Al ver ésta actitud de el de cabello castaño, agarró una pajilla, le sacó el envoltorio, lo hizo una bolita, y luego se lo tiró a la cara. Liam reaccionó de inmediato y lo miró fijamente. Harry jugaba con la mirada amenazante de Liam, provocándolo aún más, haciendo que éste se enfadara.

- ¿Donde están tus amigos? Oh cierto, salieron corriendo para no tener que soportarte.

- Por lo menos tuve.

- Tiempo pasado, amigo mío.- Se levantó de la mesa y se dispuso a irse. Pero no sabía que Harry era de los que no se rendían fácilmente. Así que lo siguió, mientras seguían con el juego. Un juego que era bastante dañino y a la vez gracioso de ver.

- Mejor para mí, no saben lo que se perdieron.- Dijo mientras seguía al castaño, por los pasillos.

- De absolutamente nada, de eso estoy seguro. Es más, encontraron más de lo que "perdieron".

- ¿Me dices que soy una cosa que "perdieron"? No los necesito para respirar, ni mucho menos para nada. 

- Si amas algo déjalo ir, muchacho.- Dijo Liam, mientras llegaban a la puerta del baño. Su juego era muy estúpido, ambos sabían en que terminaría. Lo más gracioso de la situación es que podrías ver como ambos jugaban a un juego de... ¿seducción? 

- Yo no los quería. No me quiero imaginar lo que hicieron los tuyos contigo. Déjame adivinar, vienes de otra escuela porque tus compañeros te tiraban huevos a la salida del colegio, te gritaban raro, te perseguían, y hasta amenazaron con llevarse a tu mamá.- Liam se detuvo y quedó quieto. Harry sólo siguió. - Tu padre es un maldito machista cabeza cuadrada, que te da palizas si no haces lo que debería hacer un "chico obediente" y tú sólo no puedes vivir en tu situación familiar por el simple hecho de que tus padres discuten. ¿No es así?- Dijo desafiante. Él sabía lo que vendría, tal vez no midió la altura de sus palabras, o tal vez realmente no conocía como era esa persona realmente. Seguido a esto no supo cómo reaccionar a tal situación... Él solo se quedó parado ahí mirando la situación... Paralizado sin saber que hacer... No podía solo estar ahí... Él debía hacer algo... Pero ¿Qué hacer ante este tipo de situación? Si ni el mismo podía superar lo que él mismo sufría... Esas orbes esmeralda brillaban como dos perlas por lo que estaba viendo, y se podía ver reflejado perfectamente lo que sucedía... Un cuerpo en el piso, pidiendo ayuda.

Ziam Palik - La SonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora