-Jason! Levántate ya!
-Ya voy mamá!- grité desde mi habitación aún somnoliento.
No hay cosa peor que levantarse tan temprano para comenzar el instituto, otra vez.
De mala gana me levante de la cama despidiéndome de esa nube conocida como almohada y fui al baño a ducharme, porque no tenia otra manera de mantenerme despierto. Tras ello me dirigí a la cocina, mamá ya se había ido a trabajar hace un buen rato. Agradecí a Dios por tener una de esas madres que ya te dejan el desayuno listo en la encimera.
Salí de la casa dejando mi cama sin hacer y sin recoger los platos de el desayuno, lo sé, soy muy vago
¿Cómo iba al instituto? Mi vecina y mejor amiga, Andrea.
Ella ya me estaba esperando en la calle
-Buenos días peque- dije de tan solo verla en su coche nuevo. No podía creer que sus padres se lo hubiesen comprado tan rápido. Cumplió los 18 la semana pasada.
-Buenos días malote- así me apodaba ella y todo el colegio. Yo seguía esperando el día en el que dejasen de de llamarme así.
No entiendo de donde salió ese apodo ni quién lo creo. Según Andrea yo era el perfil clásico del popular del instituto, el guapo y el listo. No sabía que opinar la primera vez que me dijo eso.
Pero a medida que pasaban mis días en ese instituto note que las personas, más las chicas, me conocían de esa manera.
De camino, conversé con Andrea de temas intemporales, como le habían ido las vacaciones ya que se había ido a Alemania a ver a su familia, y de más cosas.
Sinceramente, yo no sabía sacar temas de conversación.
En cuánto me bajé del coche pude ver que habían renovado el cartel del colegio.
-An, te has dado cuenta?, han cambiado el cartel.
-Sí, el anterior ya estaba en las últimas- rió- es bonito, verdad?
-Me pa- fui interrumpido por los gritos de las chicas que me estaban esperando en la entrada.
-No entiendo que te ven, tío, tampoco estás tan bueno- dijo Beck, mi mejor amigo, apareciendo de detrás mía.
-Buenos días a ti también- le reprendí.
-Bah, eso da igual- rió junto con nosotros 3.
Las 3 primeras horas pasaron rápido, hasta la hora del recreo. Yo creo que el aburrimiento de esos profesores no era normal. Y el mío tampoco.
Ya estábamos en la hora de descanso.
-Oh, en serio?!- gritaron Andrea y Beck al unísono.
-Callaos mierda!- les grité en un susurro. Estos 2 podían ser muy escandalosos cuando querían.
Yo les estaba contando una cosa que me había pasado en verano sobre un tropiezo inesperado contra una farola la cuál estaba ahí a traición, el problema fue que había mucha gente al rededor y todos, absolutamente todos,rieron,-La tendría que haber visto-mencioné.
Supe que ya quedaba poco para que acabase el descanso así que fui directamente a hablar con un compañero, dejando a Andrea y Beck, solos.
Una, dos, tres, ya perdí la cuenta de las chicas que se apelotonaban. Aunque sabían que yo no estaba interesado en ellas, lo seguían intentando, ya me estaba empezando a cansar.
Como acto reflejo giré mi cabeza a una chica apoyada en una taquilla, me pareció nueva. Abrí los ojos que pensé que se me iban a salir de las órbitas.
No, no estaba buenísima, ni tampoco era famosa, simplemente no sabía como describirla. Era linda, no, bella, tampoco, joder, no sabia como describirla!
Supe que la estaba mirando intensamente porque levantó la cabeza. No hacía falta poner atención, porque se sonrojo en un segundo al cruzar su mirada con la mía.
Agachó la cabeza, cogió su mochila y salió corriendo aún con su cara sonrojada.
Y allí me quede, atónito, sin saber que hacer en medio del pasillo. Ella iba a ser mi némesis.
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NOTA: Bienvenidos a esta nueva historia. Podrán haber cambios tanto en el título, como a lo largo de toda la historia. Espero que lo disfrutéis y apoyéis. Gracias!