Inesperado

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Damian siempre había tenido sentimientos encontrados respecto a su soulmate. Por un lado, los estatutos de la Orden decían que de llegar a encontrarle debía acabar con su existencia, para los asesinos era mejor eliminar puntos blandos. No obstante, había otra opción, podría ser que como su madre le encontrara y fuera importante para la Liga, entonces su soulmate podía conservar la vida.

Casos como ese eran pocos, gracias a esas conexiones la Liga tenía a su disposición a personas influyentes en diferentes gobiernos y empresas mundialmente importantes incluso en organizaciones religiosas. Sin embargo, su madre... aunque tenía a un soulmate tan digno de ella que incluso un heredero engendraron no estaba a su lado.

Batman era el soulmate de Talia Al Ghul y se alejó por voluntad propia de ella.

Damian creció admirando a su padre, pero al mismo tiempo odiándolo por hacer sufrir a su madre, cuando Talia le hablaba de él no faltaba la ocasión en que maldijera no poder asesinarle.

¿Qué podía hacer él?

Si lo encontraba y no era digno tendría que matarlo y si lo era quizás solo le podría ver para utilizarlo, Damian no quería mentirle o manipularle para fines de la Liga.

"¿Deberia buscarlo y ponerle a salvo, renunciar a mi legado por el?... pero... ¿qué posibilidades hay de que lo encuentre? ¿De que no se horrorice al saber lo que he hecho?" pensó colocándose una playera, tapando el nombre de su soulmate localizado entre la cuarta y quinta costilla. La manera más rápida de llegar a su corazón.

Jason

-.-

Jason odiaba al pequeño demonio de Bruce o eso solía decirle al reemplazo cada que señalaba lo mucho que lo miraba. "Tengo que vigilar que no trate de matarnos", "sé que aprovechara la mínima oportunidad para devolverme esa bala que le metí". Contestaba con una sonrisa burlona que Tim correspondía con un gesto de "lo entiendo, yo hago lo mismo", pero la verdad era que le tenía un poco de lastima al mocoso, no solo por su crianza y progenie sino porque no importaba que hiciera parecía que no podía ganarse la probación, atención o cariño del gran murciélago y era un tanto doloroso verlo esforzarse día sí y noche también por conseguirlo sin resultados favorables.

Era patético lo desesperado que estaba por el cariño de Bruce y no entendía porque lo quería, es decir, tenía el de Dick y podía jurar que era cien veces mejor pero el demonio no razonaba igual. Aunque le parecía admirable que se esforzara por cambiar su destino, que se aferrara en cambiar de asesino a héroe. En cierta manera le recordaba a si mismo cuando era Robin, él había salido del Callejón del Crimen como un ladronzuelo y Batman lo convirtió en protector de los inocentes, Jason también quería dejar atrás su "pasado negro" y ser un "miembro decente de la sociedad"

.

Cuando Leviatán ataco la ciudad maldita Jason no compartió la resolución de Tim. Por muy estratega que fuera el, darle el Principito a la Arpía no era factible, no, él sabía que probablemente terminaría muerto o diseccionado molécula por molécula.

¿En qué carajos pensaba Tim?

.

Al verlo enfundado en su nuevo traje sonrió, ¿Robin no podía salir? Bueno, Red Bird sí. Pelearon bien codo a codo como Wingman y Red Bird, si salían vivos de esa quizás podrían patrullar juntos, él le soltaría más la correa y dejaría que rompiera tantos huesos como quisiera ya que Batman no le permitía usar tanta fuerza como debería (hala, hay que detenerlos, pero tenerles consideración no vaya a ser que los demanden por uso excesivo de la fuerza).

JayDamiweekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora