-Princesa, abreme por favor-el albino tocó a la puerta.
Su novia había estado deprimida los días anteriores, desaparecer repentinamente, solo podía sígnificar algo no muy grato.
Al no recibir respuesta de ella, entró derribando la puerta.
La joven estaba tendida en el suelo inconsciente, al lado de la cama, con una afilada cuchilla tirada a su lado y con las muñecas y la ropa bañadas en el rojizo fluido.
Al verle así le invadió la desesperación y la tomó en sus brazos y le recostó en la cama.
Comenzó a lamer las heridas, para curarle, esta vez no disfrutó de su dulzura, solo le importaba que dejara de sangrar.
-Nena, no me hagas esto-dijo al ver que reaccionaba-Te amo demasiado.-Dió un pequeño beso en sus labios -No puedo permitir que mi reina pierda la vida, aún si es necesario perder la mía.
Richter
El hombre al llegar a su mansión no hayó a su novia, lo cual le preocupó, ya que la noche anterior habían discutido.
Le buscó sin hallarla, hasta que alzando la vista la encontró sobre el balcón de la torre mas alta.
Al ver sus intensiones, se transportó a su lado y le detuvo por la cintura.
-Si yo soy la causa de tu tristeza-dijo contra su espalda- entonces el que no vale nada su vida, soy yo. No una hermosa persona como tú.
