2.

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De nuevo intenté.

La acorrale en una pared y le exigí que me contara que sucedía, le dije que podía confiar en mi.

Me empujó y tiró al suelo.

«No es tu asunto, Mari.»

Esas palabras pronunció mientras amargas lágrimas caían de sus ojos.

Me dolía verla así, pero, ¿que podía hacer para ayudarla?

Hug.  |MariYou|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora