Camila, una niña de seis años, era muy inteligente. Creaba cosas con papel (casas, barcos, granjas), todo lo que imaginaba lo hacía. Era hija única, por lo que no tenía con quién jugar.
Cada mañana, cuando su padre entraba el periódico, ella lo tomaba y lo guardaba. Su padre no los leía, ni tampoco su madre.
Creaba muchas cosas lindas todo el tiempo. Mientras iba creando, también iba aprendiendo a leer. Le pedía a sus padres que le compraran libros para ella poder leerlos. Sus padres se los compraban sin rechistar.
A los once años, Camila había crecido en estatura y sabiduría. Leía, como mínimo, un libro por mes. Decía que mientras más leía, más gracia hallaba ante el hada de los libros.
Les contaba a sus compañeros acerca del hada. Les contaba la leyenda de hace miles de años atrás y poco a poco fue logrando que sus compañeros de colegio leyeran al igual que ella.
** La leyenda **
Hace algunos años atrás, mil seiscientos para ser exactos, en una aldea llamada Quinta, existía una leyenda sobre "el hada de los libros". Según esta leyenda, el primogénito de cada familia debía leer un libro por mes, si esto sucedía el hada de los libros premiaba a la familia con fortuna "cuando fuera el momento adecuado".
Nadie sabía cuándo era el momento adecuado. Algunas de las familias que tenían más de un niño los ponían a todos a leer, para así obtener más fortuna de parte del hada de los libros.
Un día, quiso contarles a sus padres acerca del hada, pero ellos, como siempre, no le prestaban atención diciendo, "estamos muy ocupados Cami. Mamá y papá deben trabajar mucho para comprarte muchos libros".
- ¿Qué tal si leen conmigo esos libros? – preguntaba Camila
- Sabes que no podemos, Cami. No tenemos tiempo. – respondían sus padres.
- Está bien. – respondía la triste chiquilla
Una mañana de domingo Camila preguntó:
- Mamá, ¿qué tiene tu celular?
- Nada, cariño. – Respondió la madre
La niña no dio explicaciones a su madre acerca de la pregunta y fue esta vez hacia donde su padre.
- Papá, ¿qué tiene tu celular?
- No tiene nada, cariño – contestó su padre - ¿Por qué lo preguntas?
- Es que ustedes siempre están con la cara en el celular. Solo quería saber si sus celulares tenían algún problema. – contestó
Los padres se miraron sin saber qué decir.
- Tranquilos – dijo Camila - no tienen que explicarme que están muy ocupados para cuidarme. Pero el tiempo que no lo estén, ¿podrían por favor verme a los ojos por más tiempo que los quince minutos que pasan conmigo antes de dormir?
- Sí hija, lo prometemos. – dijeron los padres al unísono.
"Sólo espero que cuando el hada de los libros venga y me premie, mis padres me agradezcan. Como ya no tendrán que trabajar tanto, podrán prestarme atención."
Un día, camino a la escuela, Camila conoció a un chico llamado Gustavo. Él era hijo de un bibliotecario.
A Camila le llamó la atención y se hicieron amigos. Ella le contó la leyenda que había escuchado cuando niña.
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El Hada de los libros
Short StoryEsta corta pero interesante historia nos cuenta sobre una leyenda que muchos conocen, pero de diferentes maneras... ¿Cuál será la verdadera historia detrás de el Hada de los libros?