Capítulo 2 - La fórmula de la popularidad

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Hana pasó todo el fin de semana sin dormir, y sin llegar a ninguna conclusión. O quizás si había una, pero no le gustaba admitirla. "Quien sabe estoy destinada a estar sola". Recordó por un momento las cartas que había visto unos días atrás, pero el sonido de la alarma la obligó a pensar que era hora de ir a la escuela.

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– Muy bien chicos. Los que terminaron de hacer los ejercicios pueden levantarse e ir al recreo. – dijo el profesor.

Hana y algunos estudiantes más se levantan para salir del aula. Hana observa que muchos tienen problemas para resolver los ejercicios. –"No eran muy complicados" – pensó para si misma.

– Disculpa, Hana.

El profesor la había llamado. Seguro quería felicitarla como siempre por ser tan buena estudiante.

– ¿Podrías, si es que quieres, ayudar a alguno de los chicos? – le preguntó.

La pregunta toma por sorpresa a Hana. Nunca le habían pedido eso, porque claro, parecía no existir para el resto de sus compañeros.

No sabía si era buena enseñando a los demás. Ni siquiera estaba segura de si le agradaba la idea de ayudar a alguien que nunca se fijó en ella. Pero tampoco quería contradecir al profesor.

– De acuerdo. ¿A quién debo ayudar?

– ¡Oh gracias Hana! Hay veces que el mejor profesor es otro estudiante. Mira, aquel chico del fondo se llama Taneki. Parece ponerle empeño, pero los trabajos que entrega no son los mejores.

Un poco nerviosa, Hana se acerca al asiento del fondo. Claro que sabía el nombre de aquel chico, sabía el nombre de todos sus compañeros. Pero a él lo reconocía por ser uno de los chicos que siempre jugaba con Souta.

– Hola... – dijo suavemente.

Taneki pareció no escucharla. Seguía mirando su hoja, sin entender muy bien lo que veía. Parecía inquieto, como si estuviera molesto por no estar en el recreo jugando.

– Oye...

Taneki seguía sin responder

– ¡¿Quieres que te ayude?! –dijo alzando la voz.

El rostro de Taneki se levantó de repente. Parecía haber escuchado unas palabras interesantes.

– ¡¿De verdad puedes ayudarme?! – contestó con energía.

Otra vez Hana se sorprende.

– Si...

– ¡Muchas gracias! Realmente estoy teniendo problemas con estos ejercicios y siempre me estoy perdiendo los recreos. ¡No es justo!

Hana no sabía muy bien como responder. Pero una idea nueva había llegado a su cabeza. Sabía que Taneki no era la única persona que se quedaba en los recreos realizando ejercicios...

– De verdad te lo agradezco – dijo Taneki, despertando a Hana de sus pensamientos.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Hana. Había encontrado lo que quería.

– Mira, para hacer este ejercicio debes usar esta fórmula. Es un poco diferente a la que nos dijo el profesor, pero obtienes el mismo resultado y es más sencilla.

– ¡Woow! ¡Qué bien! ¡Te debo una!

Hana acompañó a Taneki con los ejercicios durante todo el recreo. Cuando llegó el momento de volver a iniciar la clase, Hana se dirigía a su asiento, pero alguien la detuvo.

Huellitas Mágicas - El pasado de HanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora