Antes de cagarla piensa en tus conocidos

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Contrario a lo que había predicho, Kirishima no se rió de él. Más bien se pasó la mano por el rostro con un poco de frustración.

—Eres un idiota.

Él bufó, sabía que tenía razón así que a su forma de ver, no valía la pena replicar.

—Vas a tener que hacer lo imposible si la quieres de vuelta. Puedo intentar ayudarte.

Kirishima notó que la expresión de su amigo cambió. No parecía feliz, pero sí un poquito más aliviado, aunque hubiera jurado que se estaba tragando la maldición a sus ancestros por decir que era un idiota.

A decir verdad Bakugou había madurado bastante, pero bastante era lo que le faltaba también.

—Pero no lo haré si no prometes dejar tus tonterías con Todoroki y Midoriya.

—Cierra la boca —gruñó.

El pelirrojo soltó las mancuernas y se quedó mirandolo desde el asiento de una de las máquinas.

—Dime, ¿estaría todo bien si Ochako se fuera?

—Por supuesto, ni que fuera el puto oxígeno. ¿Estás tonto? —respondió de mala gana.

Kirishima rodó los ojos.

—Pues yo pienso que serías un desastre todavía peor. Fuera del trabajo te la pasarías entrenando y puede que vengas más seguido, lo que no me agrada nada —sonrió—. Sin ofender —agregó al ver su cara—. Aún así me alegra que hayas acudido a mí.

—No te creas, a mí tampoco es que me mueva el corazón venir.

Kirishima soltó una carcajada y se puso de pie. Estiró un poco sus brazos y piernas, y finalmente exhaló con fuerza.

—Katsuki, si yo fuera tú no me arriesgaría a perder a Ochako. Puedes ser el héroe número uno y tenerla a ella, es más, probablemente sea tu única forma de volverte el mejor —explicó acercándose—. Sin ella puedes llegar lejos, pero con ella puedes ir aún más allá, amigo.

Kirishima le dio un golpe en el hombro, sin dejar de sonreírle. Katsuki le devolvió la mirada con molestia.

—La próxima vez piensa en las consecuencias. Ella debe sentirse usada, eso es desagradable y Ochako ya ha aguantado bastante —cogió su botella de las manos de Bakugou y bebió del agua en ella—. ¿Echemos una carrera? El que llega primero a casa de Ashido gana.

—Me importa una mierda —masculló saliendo junto a Kirishima del gimnasio. Esperó al pelirrojo a que se pusiera en posición—. ... ¿Por qué a su casa?

—Está más cerca que la mía y ahí tengo cambios de ropa —contestó—. En sus marcas, listos...

—¡¿Eres un puto crío?! —exclamó.

—¡Fuera!

[I]

—Así que ella te hizo flotar y después de irse te dejó caer de cabeza en tu miseria.

Katsuki rechinó los dientes.

—Fiu, esa chica siempre me agradó. Lástima que haya sido la única capaz de soportarte, ahora no volverá.

—¡Cállate perra!

Eijirou se acercó riendo a carcajadas. Sólo llevaba pantalones deportivos y una toalla con la cual se secaba el cabello.

—Ella sólo bromea, en el fondo le apena. Antes se la pasaba diciendo que eran una pareja adorable —sonrió mientras pasaba tras Mina y se servía un vaso de jugo.

El número unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora