Cap: 7 Nuestro lider

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-El Rey demonio fue a la habitación de N y se quedo dormido, después de todo había pasado mucho tiempo desde que había sido afectado por la sangre de alguna virgen. Mientras el Rey demonio dormía, N dio un pequeño paseo por los pasillos mientras las esferas de fuego iluminaban su camino, los celestiales no tienen la necesidad se bañarse ya que ellos nunca vuelen mal, un rasgo que comparten con los Ángeles. Las horas iban pasando, ya solo quedaban unas dos horas de oscuridad antes de que comenzara a amanecer, el líder de los celestiales aunque no había dicho nada, en su mente ya estaba tomando medidas para cuidar de sus celestiales. "Amo..."se hizo presente la voz de la oscuridad, N se detuvo y volteo, ahí estaba la oscuridad, mostrándose como una sombran simulando la silueta de un humano.-


N: ¿me tienes noticias?


Oscuridad: así es Amo...


N: dime


Oscuridad: Los militares eran una carnada solamente


N: ¿carnadas? –intrigado-


Oscuridad: así es, los militares eran señuelos para ver si el Rey demonio estaban aquí Amo..., una vez que amanezca y vean los cuerpos lo confirmara


N:...y con eso sabrán que yo también estoy aquí


Oscuridad: así es, ese era su verdadero objetivo


N:...


Oscuridad: ¿tiene algún plan Amo?


N: por su puesto –sonriendo-


Oscuridad: si hay algo en que pueda ayudarlo, solo ordénemelo


N: deja que el día siga su curso –sonriendo- el que sea tu Amo por el momento lo mantendremos en secreto


Oscuridad: como ordene Amo –reverencia-


La oscuridad se desvaneció y una vez que estuve solo, me di cuenta que debía pensar rápido "Maldición..." dije en voz baja, se que este lugar es una fortaleza difícil de destruir pero...no es imposible de hacer, si fuéramos solo Leo y yo la pelea seria sencillo pero teniendo a los dos celestiales y a esos débiles humanos es evidente que los mataran...y no dejare que eso suceda.

Deje de caminar sin ningún rumbo y me dirigí a la habitación en donde se estaban quedando mis celestiales con esos humanos, también quería comprobar que hongbin se haya recuperado de mi veneno. Al llegar entre sin tocar, soy el dueño de este lugar, no tengo porque hacerlo. En la habitación estaba teniendo una pequeña discusión al parecer, por un lado estaban mis celestiales y enfrente de ellos los humanos con el ceño fruncido y al mismo tiempo los cuatro voltearon a verme, forcé una sonrisa mientras me acercaba, no me serviría de nada si ello se preocupan, los cuatro formaron una línea para verme, era la hora.


N: ¿todo bien hongbin? –sonriendo-


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