El viento silbaba como una hipnótica melodía de ensueño aquella mañana. Era muy temprano. A lo lejos, se oía el canto de un ruiseñor. Viento y música rompen el quedo silencio de la tienda de campaña. Hermione abrió los ojos en lentos parpadeos. Su cuerpo se movió pesadamente, despertándose de un profundo letargo. Sus músculos estaban lo suficientemente entumecidos como para que hiciera una mueca de desagrado. La habitación estaba semioscura. Su cabeza estaba apoyada en el brazo de otra persona y su melena indomable extendida en diversas direcciones. Cuando sus ojos lograron enfocar adecuadamente, el rostro de Harry ocupó su campo de visión. Aquello la desconcertó por un momento pero en un segundo, recordó. Absolutamente todo. Sintió sus mejillas arder y una leve punzada encogió sus piernas. No podía creerlo. Su mente fue bombardeada con los acontecimientos de la noche anterior como si de una película se tratase. Había tanto que asimilar. Se llevó los dedos a sus labios. Y todo por un beso.
Estaba atrapada en el circulo de sus brazos. Harry la besaba como si no hubiera un mañana. Jamás había pensado que su mejor amigo fuese tan apasionado. Tampoco es que le importase pero el calor que despedía y que se anidaba en su pecho, la estaba consumiendo. Era como si no tuviera suficiente, quería mas, mucho mas. No quería terminar. Su corazón bombeaba enérgicamente. Se aferró a él, rendida a sus deseos. Algo que jamás había hecho y que jamás pensó sentir. Hacerlo con su mejor amigo, con Harry, era extraño pero de algún modo sentía que era lo correcto. Que él era el indicado. Gimió ahogadamente cuando sus fuertes manos oprimieron con pasión sus caderas, acercándolos mas. Harry reaccionó, separándose de ella y juntando sus frentes.
- Harry... -susurró la joven entrecortadamente, sin saber muy bien que decir.
- No quiero hacerte daño –soltó él a bocajarro, sacudiendo la cabeza como si se dijera a si mismo que aquello estaba mal- no lo soportaría.
Una oleada de ternura invadió a la castaña, emocionada por el buen corazón de su mejor amigo. Era una situación delicada y compleja al mismo tiempo. Se estaban dejando llevar por sus instintos. La soledad y el sufrimiento que ambos compartían los estaban impulsando de algún modo. ¿A qué? Hermione no quería ponerle nombre y presentía que Harry tampoco. Lo único que sabia era que Harry la hacia sentir completa, lo extrañaba muchísimo y, para que negarse, lo necesitaba. Acunó su rostro con firmeza y se miraron a los ojos. Hermione se sorprendió a si misma pensando lo hermosos que eran aquellos ojos verdes. Eran tan brillantes y valiosos como la piedra esmeralda.
- No vas a hacerme daño, Harry –susurró como consuelo- ¿cómo podrías?
- Ya sabes por qué –murmuró con la seriedad bañando su rostro.
- Harry... -dijo ella, con el labio inferior temblando, entendiendo a que se refería. Su corazón se encogió de dolor por un momento- te necesito.
Los labios del ojiverde capturaron los de ella, con una pasión y una entrega que anularon cualquier buen juicio o control que pudiese tener. Su cerebro desconectó automáticamente y su corazón respondió con tanta fuerza y honestidad que solo había cavidad para ellos dos.
Hermione tembló solo de pensarlo. Harry la había hecho sentir la mujer mas especial. A pesar del dolor, de la separación, de la soledad, Harry había conseguido algo que creía que había olvidado. Paz. Quietud. Templanza. Tantos días de llanto, de desesperación, por el abandono de Ron. Todo se había esfumado en unas horas. Y todo gracias a su mejor amigo, ese muchacho que había conocido en un vagón de tren y le había reparado las gafas. Ese muchacho, obsesionado con el quidditch. Ese muchacho, valiente, terco e impulsivo, capaz de enfrentarse a Voldemort con tan solo once años. El chico que ahora estaba junto a ella, que la conocía mejor que nadie. Juntos habían salido del hoyo. Un hoyo profundo lleno de soledad, angustia y dolor. Él le había tendido una mano y ella la había cogido con fuerza. Era consciente de que su relación no había sido la misma desde la partida del pelirrojo, algo inexplicable y absurdo para ella. Siempre habían sido abiertos el uno para el otro pero por alguna extraña razón que no entendía, se habían distanciado, tanto que creía que moriría si no estaba con Harry. Esa sensación no quería experimentarla jamás, ni lo que había sentido con Ron se le podía comparar.
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Pacto de Silencio
FanficDicen que la peor soledad es aquella que se vive con la persona equivocada. En el bosque de Dean, Harry y Hermione descubrirán que la soledad que comparten es solo un espejismo y que sus sentimientos son mas reales de lo que creen.