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¿En donde estoy? ¡Chicos! ¡No! ¿Qué está pasando? A mi alrededor todo es surreal, muy confuso, interferido. Mucha gente, gran caos, no escucho nada, intento gritar y no puedo, me desespero. Mis amigos, compañeros del liceo, todos en situaciones críticas, muertos o en proceso, es cruel, sádico; tengo miedo. Intento escapar, no se que hacer, siento un gran dolor y el frío sudor recorre mi cuerpo, todo se ve aún mas borroso. No logro distinguir nada, solo que toda esta gran casa está en ruinas, tengo una sensación espeluznante y grito, me desgarro la garganta, pero no lo oigo; me despierto.

Solo fue una pesadilla, terrorífica pero solo eso. Intento tranquilizarme, me recuesto en el respaldo de mi cama, y cierro los ojos. No sé a qué se deba, tal vez me trastorna un poco el hecho de que vuelvan a comenzar las clases, de que vuelva el estrés. En el afán de distraerme tomo mi celular.

- Es hoy... - susurré algo dormido - ¡Es hoy! - exclamé para luego correr a tomar un baño.

Hoy, a unos pocos días de que termine Febrero, y por consiguiente, de que empiecen las clases, mis compañeros de curso organizaban una fiesta de reencuentro. Espero que no sea aburrida, allá estarán mis amigos y me propongo disfrutar la última fiesta de las vacaciones; además este es el último año que cursamos en el liceo Estela Zodia, cuyo grado más alto es tercero, el nuestro. Una celebración para nuestro último año juntos, o con algunos, luego dejaríamos de vernos o nos separaríamos, cada uno con su vida.

Atardeció con rapidez y para entonces me bajaba del bus, era un día lluvioso pero al ser verano, la humedad era calcinante, todo se hacía pesado, y el ambiente asqueaba. Seguí el mapa que tenía en mi celular mientras la suave lluvia empapaba mi capucha. La dirección indicó que me detuviera enfrente a una gran casa, enorme. Desde fuera era imponente, aunque vieja y arruinada. Frente a mí se erguían vastas rejas metálicas.Tuve un sentimiento extraño y por un segundo aquel sueño horrible de anoche regresó, pero antes de que pudiera entrar escucho a alguien hablarme.

- ¡Manu! ¿Cómo estas? - me giré, era Julia, una de mis amigas. A lo lejos vi como su madre se alejaba, luego de acompañarla. Nos saludamos y entramos juntos, el portón no estaba trancado.

- Hola... ¿bien, vos? - respondí extrañado – Qué raro que hayas venido, no me lo imaginaba...

- Ah si, tuve que convencer a mis padres – rodó los ojos – De hecho me vienen a buscar antes... pero lo bueno es que por lo menos pude venir...

- Sí, qué bien – dije con alegría - ¿De quién es todo esto? - pregunté intrigado mientras caminábamos por la entrada de la casa, hacia la puerta y Julia nos protegía de la lluvia bajo su paraguas.

- Mis papás hablaron con los de Victoria y dicen que pertenecía a unos familiares lejanos de ellos, pero que nadie vive acá ahora ya que es muy grande y antigüa, por lo que la familia ni siquiera la tiene en cuenta – respondió Julia.

- Es un poco... tétrica – dije y golpeamos la puerta de entrada.

- Si, el lugar es un poco raro, pero revisaron y es seguro, no hay indigentes porque no tienen las llaves y el lugar es antiquísimo pero se mantiene, además, por alguna emergencia los padres de Victoria están cerca, pero no en la fiesta porque... - hizo un gesto, como si fuese algo desubicado. En el momento la puerta se abre y Melissa estaba del otro lado.

- ¡Hey, Meli! - dije, con emoción.

- ¡Manu! - exclamó ella y nos abrazamos - ¡Julia!

- ¿Cómo estás? - dijo Julia, y se saludaron.

Melissa era otra muy buena amiga.

- ¿Llegamos muy tarde? - pregunté.

- Recién empieza – respondió Melissa.

Destino cósmicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora