La travesía del Sehun » hunhan.

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Como el niño bueno que era, el Sehun hizo de todo pa demostrarle a su ciervo que estaba in lov de él, hasta le preguntó a la abuelita que vivía al lado de su casa cómo hacer empanadas de pino para poder regalarle a su Luhan.

—Báilale cueca —aconsejó la abueli, haciendo el pino mientras el Sehun amasaba con el uslero—, eso enamora a cualquiera.

—Buena idea —el Sehun vio de reojo como una de las empanadas hechas y que estaba a la orilla del mesón de la cocina desapareció misteriosamente—. Aweli', el Cholo volvió a robarse una empana'.

Al día siguiente, Sehun caminó todo feliz hacia la sala, ignorando al tío Jonathan colgando de la escalera mientras ponía las guirnaldas en el techo. Cuando entró y vio a Luhan sentado en su puesto, se acercó y dejó una lonchera sobre la mesa, llamando la atención del chino.

—Hola, Sehun. —le sonrió con ojitos brillantes, volviendo loco al coreano.

—Te traje un regalo.

Los Eczo vieron cómo el Luhan abrió la lonchera y saltó a darle besos a Sehun al ver las bonitas empanadas que le había hecho.

—Estoy esperando la fecha de boda. —suspiró Baek, pasando a llevar sin querer queriendo el paquete del orejón.

— ¡Aro aro aro!

Todos los Eczo saltaron asustados.

— ¿Qué sucede? —despertó de su sueño Jongin, mirando pa todos lados.

—Wena, cabros.

Todos se quedaron pálidos al ver al Yixing llegar correctamente uniformado y sin la cara de enfermo volao.

— ¿Qué hueá te pasó, hermano? —lloriqueó el negro, revisándolo por todas partes.

—Mi mamá me dijo lo mismo —se rió el chino—. Nada po, mi proveedor se fue de vacas a Chigualoco por dos semanas.

— ¿Y que vai a hacer?

—Voy a seguir el camino de Dios.

El Yixing cayó al suelo cuando todos le tiraron los cuadernos.

—Seguro po.

—Que son mala onda oe. —se sobó pa callao el pobre chino.

No sé si hay mexicanas que lean esto, pero de todas maneras les mando todas mis buenas vibras♡.