Douze

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Hoy tenía que ir a trabajar, y aunque no quería ir tuve que ir.

Llegué y me fui directo a la oficina. Acomodé mis cosas y llamé a Sandra. (Aunque no quería)

—¿Qué tal, jefecito?

—Dime lo que tengo pendiente hoy.

—¿Ni un "por favor"? Que grosero, así no te crié.

Rodé los ojos.

—Hoy sólo tienes que hablar con los productores de "Dime", para acordar que tipos de cambios hay que hacer en la obra de mi Romeo.

—¿Tú Romeo? —dije sin pensar.

—Así es, Romeo y yo estamos juntos ahora —dijo emocionada.

Yo ya lo sabía, ya había estado dos noches y un día completo pensando en ello, pero cuando escuché esas palabras salir de esa asquerosa boca me dio rabia. Me enojé y al mismo tiempo mi corazón se encogió.

Soy un excelente actor, sólo debo disimularlo.

—Pues felicidades, Sandra. Siempre tienes lo que deseas.

—Lo sé. Y creo que ya es tiempo de que te busques una linda novia.

—Nadie me puede tocar, Sandra. ¿Cómo quieres que encuentre una "linda novia"?

—Con que nadie —dijo en un murmuro.

—¿Qué?

—Nada —dijo y salió de mi oficina.

Suspiré.

Estaba cansado, muy cansado.

Dejé mis pensamientos de lado y escribí un correo electrónico para los dos productores que se encargaban de "Dime".

Después de acordar una hora para la junta con ellos le llamé a Sandra, y le dije que le llamara a Vincent, uno de los directores que trabajan para el teatro.

Aunque aún faltara tiempo para "Dime" tenemos que empezar a planear alguna nueva obra o musical.

Después de unos 15 minutos él llegó.

—¿Tienes alguna idea? —dije.

—¿De algo nuevo? —asentí—, no, para nada.

Bufé.

—Pero creo que deberíamos hacer algo clásico —dijo emocionado—. Últimamente lo clásico se está haciendo de nuevo popular entre las personas.

—¿Y qué? ¿Quieres hacer Hamlet, Romeo y Julieta y esas cosas?

—¡Así es!

Negué con la cabeza.

—Piensa en algo, si no tienes una nueva idea para el próximo domingo empezaremos algo clásico y te bajaré el 10% de tu sueldo.

—¡Pensaré en algo, lo prometo!

Salió de la oficina y quedó un silencio abrumante.

Faltaba una hora para la junta con los productores, así que utilicé ese tiempo para investigar sobre Oliver desde el ordenador de mi oficina, pero no encontré nada.

A las 6 salí de mi oficina y llegué a la sala de juntas. Estuve en junta de 6 a 6:40 y regresé a mi oficina. De regreso a mi oficina pasé por el espacio de Sandra, y ahí estaba él. Con su cabello sedoso, sus ojos anaranjados y con su sonrisa caprichosa.

No quería ser entrometido pero... Me escondí y me puse a escuchar.

—¡Ayy! ¡Cariño, has venido a verme! —dijo Sandra con su voz chillona.

Romeo bufó.

—Quiero preguntarte algo —dijo él.

—¿Quieres preguntar cuánto te amo? Pues déjame decirte que es la distancia de aquí al sol, tres veces.

—Quiero saber... Quiero saber, ¿cómo es que descubriste "eso"?

Sandra río.

Escuché murmullos, pero no entendí ninguna palabra.

Romeo bufó y escuche como caminaba y se acercaba a donde estaba yo. Entré en pánico y no sabía que hacer.

Me alejé de ahí y fingí que apenas estaba regresando de la junta.

Estaba mirando hacia el suelo, cuando pasé junto a Romeo él ni se inmutó, pero sé que mis piernas temblaron y mi corazón palpitó muy fuerte.

Ojalá él haya sentido lo mismo.

Excepto túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora