No me permitiré caer en tu juego maldito,
Pero ¿Qué harás tu para no caer en el mío?
Me llevaré tu alma lejos de ti,
Junto a la mía, para cuidarla.
¿Quién dice que yo no puedo ser tu perdición?
Si tu eres la mía, aunque me mantenga la obstinación
Atada a la razón del argumento que me impide
Caer en tu promiscuidad,
La verdadera perdición se encuentra en el movimiento de tu cuerpo,
Que ardiendo cual llama, se balancea al compás de las sombras,
Con una sonrisa engañosa que derrite la nieve a su paso,
Cediendo por completo al despertar de tu belleza,
Que cae en picada junto a mi, para fundirse al final de abismo
Del deseo absoluto.
Intentaré que caigas de tu trono de ego y potestad ,
Más no fallaré, no me rendiré
Aunque me cueste infinidad,
Ya que el tiempo se detiene a mi favor,
Ya que el cielo lo pone a mi favor para lograr tu inminente redención
Y tomar tu inmortalidad para que
La vida te proporcione lo que es de tu cosechar.
No pretendo ser una heroína, pero si por ti e de luchar,
Seré una aliada más, pero a cambio yo quiero tu verdad y franqueza
Para conmigo tu amor guardar.
¿Quién dice que yo no puedo ser tu salvación?