Visitante nocturno

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Hace unas noches, en medio del rito nocturno y cotidiano para conjurar tus recuerdos, un grillo verde y lánguido se posó al borde de una tasa de café frío.

En silencio, mientras que casi me ahogaba con mis propias lágrimas, se quedó largo tiempo mirándome fijamente.

Su mirada insistente trajo a mi el recuerdo de tu voz, como si quisiera decir "detente, ¿por qué crees que me has perdido? ¿Acaso el verdadero amor no resiste los ataques del tiempo y la distancia?

Desde entonces, el lánguido grillo verde sigue allí, en algún rincón de mi cuarto. Para recordarme que verde es el color de la esperanza en el fondo del arcón de la ninfa imprudente, el mismo color de tu camisa preferida.

El grillo sigue allí, para recordarme que el amor es libre y resistente; para detenerme cuando me doy por vencido, para regañarme y contenerme.

Grimorio para las penas del almaWhere stories live. Discover now