Cuentos 3ero Medio

El clima cambiante

ESCRITO POR: Danae Arriagada

En un lugar no muy lejano con un clima casi perfecto, el sol brillaba imponiendo su poder sobre todo lo que estuviera bajo de él, provocando así mucho calor y sequia a las plantas que allí se encontraban, estas cansadas de tanto sol y escaza lluvia, hablaron a las nubes expresándoles la urgente necesidad de lluvia o sino perecerían a causa del abundante sol y calor.

Las nubes enojadas e irritadas por no poder derramar la lluvia respondieron diciendo que el altanero sol no quería que nadie se impusiera sobre su reinado de luz y calor.

Las plantas un angustiadas como ultima esperanza pidieron a las nubes si podían hablar y expresar si necesidad a la reflexiva luna...

En la noche cuando el sol descansaba, las nubes se presentaron delante de la luna explicándoles la situación lamentable en la que se encontraban. La luna conmovida organizo un plan para hacer entender al sol se necesitaba la lluvia y además para poder ablandar su corazón de piedra, para eso la luna le pidió a las nubes que llevaran al sol de paseo.

Al amanecer, cuando el reinado del sol se levantaba de nuevo como cada mañana, las nubes le imploraron si le podían mostrar algo asombroso, este acepto pero con la condición de que poco tenían que tardar, entonces las nubes rápidamente se dirigieron seguidas del sol aun lugar tropical, este maravillado de los hermosos animales, colores y flores que ahí se encontraban, se contento por su participación en esta creación ya que el sabia que era importante, luego las nubes lo llevaron al desierto, donde a pesar de ser hermoso carecía de animales, colores y plantas, el sol un poco perplejo e irritado pregunto -¿porque me habéis traído a un lugar tan monótono siendo que dijeron que esto iba a ser asombroso?- las nubes le respondieron con toda su sinceridad -para que entiendas que todos somos necesarios incluso la lluvia, que todos tenemos nuestra función en esta vida y que nadie es mas que nadie- el sol enojado se fue...

El sol reflexionado llego a la conclusión que las nubes tenían razón y con apuro fue hasta ella pidiéndoles disculpas por su actitud egoísta. Las nubes satisfechas por las disculpas del sol hicieron llover salvando así las plantas.