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Narrador Omnisciente:

Aquella noche había sido pesada para todos, o bueno, al menos para la mayoría. Sus pobres padres no podían dormir esa noche, solo se revolcaban bajo las sábanas sin decirse ni una sola palabra, moviéndose de un lado a otro algo desesperados porque fuera mañana en la tarde.

¿La abuelita? Ella no tuvo problema alguno con reconciliar el sueño, aquella señora sabía que su nieta era fuerte, y era difícil hacerla rendirse, era casi impenetrable por su alegría y deseos de ayudar. Simplemente, sin importar la mierda que le haya pasado a su pobre nieta, sabía que iba a seguir adelante y que iba a salir de esta.

El misterioso doctor anduvo toda la noche vagando por el laberinto blanco de aquí para allá, sin parar. Apenas pudo tener un receso de media hora en su oficina y descansar en su silla. El sueño lo estaba matando, sentía que no iba a sobrevivir esa noche despierto. Normalmente él se iba algo tarde por la noche hacia su casa, para poner orden y descansar lo que pudiera hasta la mañana siguiente, casi llegando la tarde, pero aquella situación de Estefania lo tenía inquieto, y no podía dejar el edificio por cualquier circunstancia, parecía ser que quería estar allí para cuando la pequeña niña despertara y atenderla inmediatamente. Fue una noche larga para él.

Y por último, ¿Cómo anda nuestra pequeña niña?

Se podría decir que bien, una salud estable, no hay dificultades de respiración ni de algún órgano en específico. Nada malo por el momento.

Pero soñaba...

Y soñar a veces es malo

Después de un desastre, un sueño puede destrozarte en pequeños pedazos, y otros pedacitos más pequeños

Como el cristal al caer..

Escuchar su crujido de los pedazos rebotar...

Irreparable...

Sin embargo, la pequeña Estefania no mostró algún signo de ritmo cardíaco acelerado esa noche.

Así que fue algo tranquilo aquella habitación por la noche.

Mi Extraña Vida (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora