Rayos de Sol

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Narrador omnisciente:

Cuando los primeros rayos de sol comenzaron a posarse en la ventana de la habitación, algo había cambiado en el ambiente, algo que por la noche se sentía tenso y doloroso. Cambió de alguna forma, amigable, gentil, y un profundo respiro.

¿Se acuerdan que Estefanía estaba dormida? Estaba soñando, un sueño feo, cruel y desastroso. Desafortunadamente las máquinas presentes no captaron ninguna reacción ante el cuerpo de la pequeñita, pero ella sufrió.

¿Suena dramático? Jaja, si claro.

No es dramático, es doloroso y un pequeño trauma mental.

Pero, aquellos primeros rayos de sol que se asomaron por la ventana, ¿se acuerdan de ellos? La salvaron.

¿Cómo la salvaron? Iluminaron sus ojos, no los abrió, pero sus sueños se iluminaron. Ella pudo respirar a gusto.

¿Les cuento lo qué pasó en su pequeña mente esa noche? Claro, con gusto.

Ella estaba recostada, el suelo era frío en ese desolado lugar. La pequeña Estefanía estaba recostada en el suelo negro, en realidad todo era negro, parecía un vacío total, y ella está ahí.

Confundida, ella abrió sus lindos ojos violetas, se levantó de su reposo y miró hacia algo que pudiera fijar su mirada, o al menos lo intentó. No pudo observar nada, ni un solo objeto, ni una persona, solo sentía que sus pies descalzos la torturaban por aquel friolento suelo, además de una fuerte corriente de aire que rondaba por el vacío.

La pequeña niña, con poco esfuerzo trató de abrigarse con sus brazos de aquel frío, cerró sus ojos con debilidad, y esperó a que terminara la tormenta.

...

La tormenta...

Estefanía había abierto los ojos de golpe, inmediatamente observó hacia el cielo y suplicó poder despertar de aquella pesadilla, claro, si estaba soñando, pero ella no lo sabía.

La pequeña estaba rodeada de una grande tormenta, una violenta. A su edad le asustaban totalmente los rayos, acompañados de los fuertes sonidos que estos emitían. Los rayos caían al rededor de ella con fuerza, y los truenos la ensordecían por completo.

Miró hacia abajo, quería asegurarse de si estaba en el suelo realmente, pero su ritmo cardiaco aumentó al saber que andaba flotando, en la cima de esa tormenta, sin nada que posarse bajo suyo, a una altitud demasiado alta... Ella estaba asustada, escalofríos le recorrían por todos lados de su cuerpo.

Cuando alzó la mirada, ella pudo ver a una figura obscura acercarse con velocidad hacia ella. Cuando por fin se sentía aliviada de poder retener su mirada en un punto.

Se acercó tan rápido aquella sombra que chocó contra ella. ¿Acaso está loco ese tipo? Se preguntó Estefanía. Y si, era un chico la sombra que tanto se alegraba de ver. Ella retrocedió unos metros de donde estaba, y miró al chico lejos de ella con una expresión confusa y enojada.

Ella miró cada rincón de aquel muchacho cuyo rostro no se veía en absoluto. Pero todo su ser se congeló cuando vio aquella grande arma que sostenía en su mano. Ella ni tuvo tiempo para reaccionar, pero algo se había roto.

Aquel chico se le acercó con velocidad, aún en el aire, y le atravesó aquella arma justo en el pecho. Por supuesto algo se había roto...

¿Que si qué fue lo que ella sintió en aquel momento? Un vacío. Se sentía... nada. Solo unas cuantas lágrimas se le salieron sin alguna explicación de por qué.

Y, ¿qué pasó con esos rayos de sol que les hablé? Pasó que en aquella pesadilla tan extraña, los rayos de sol chocaron con sus ojos, e iluminó toda aquella malicia. Luego de ser.. atravesada por un objeto filoso y muy peligroso, ella calló desde el cielo, escuchando que gritaban su nombre. Y mientras aquel cielo se despeñaba poco a poco, caía y caía sin parar.

Estefanía se sentía en calma mientras presenciaba eso, sentía como una pequeña sonrisa se posaba en su rostro, y luego su cuerpo dejó de caer. Con sus manos tocaba aquel suelo húmedo y con olor a pasto, y cerró los ojos, luego despertó.

¿Despertó?... No, se quedó en ese estado, sin ver ni sentir nada por un largo rato. Un largo rato, al menos para la vida real, aquellos rayos de sol la salvaron de alguna forma.

Mi Extraña Vida (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora