Los perros también lloran.

La confusión.

                                                                           Los perros también lloran.

Hace 3 años, yo era un niño como cualquier otro, asistía a una escuela privada de la ciudad de México, llena de niños ricos como yo, creo que mis apellidos lo dicen todo.

Mis padre es dueño de una imprenta que se encarga de imprimir todos los libros escolares del Distrito Federal, y mi madre es dueña de un supermercado muy popular en todo el país.

Para llegar a la dichosa imprenta, necesitábamos recorrer mucho, al igual que el supermercado, entonces tomamos la decisión de mudarnos de casa, ya que nuestra casa la subastamos en $3,000,000, yo les dí la opción de mudarnos a un pueblo cercano, les rogué y hasta lloré para convencerlos y asistieron.

Al cabo de 6 meses, la casa estaba construida, en el centro del pueblo y durante las vacaciones de verano, nos vimos dispuestos a vivir en el pueblo, un pueblo hermoso, con árboles, plaza, escuelas, y muchos, muchos perros.

 Como era de suceder, el cambio de clima, resultó en una faringitis por estreptococos, mis oídos estaban a punto de explorar, y el doctor me recetó unos antibióticos. Yo estaba muy débil, y para acabar con mi suerte, sonó el timbre de la casa.

Como pude me levanté, bajé los 24 escalones y abrí la puerta, y al abrir la entrada principal, se encontraba allí el perro más hermoso que había visto, blanco, con una parte de la cara negra y una linea de la espalda asta la cola gris, ojos cafés y nariz redonda.

 Lo dejé entrar a la casa para darle de comer y el lamió mi cara, yo no podía quitármelo, por que estaba muy débil, pero cuando su saliva entró por mis oídos, sentí que me exportaron mis tímpanos, luego de eso, un zumbido infernal me retozaba los canales auditivos, y luego de la conmoción, una leve voz de decía:

 -¡Hey chico!, ¿estás bien?

 Yo no sabía de donde salía la voz, y luego me metí a la casa, el perro me siguió hasta mi cuarto y quedé dormido, cuando desperté, una voz decía:

 -Gracias a Dios despertaste, ya me había preocupado.