El gran final...?

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Luego de unas semanas, le dimos a la carga lo que nescesitaba, la sangre, pero los perros estaban nerviosos, pasaron días luego de que la carga se fué, y los ojos de Bombocho se pusieron raros, señal de que estaba muy nervioso, les pregunté a todos los perros que conocía, y todos me decían con voz triste y temblorosa :nada, no pasa nada.

Fuí a visitar a Laddy, su perrita, a la que llamó Cakirula, tenía muchos nervios y dearrea,  pero no sabía si confiar en ella, era una persona de confiansa, pero no creo que me crea lo del mundo de los perros, así que Cakirula se fué, una luz iluminó su casita, y Laddy, es obio que no puede ver nada de lo que los perros hacen, estaba buscandola.

Inmediatamente, me fuí a casa de Frank, sólo alcansé a ver unos números raros, los apunté en mi mano "010001110010101001010010101011"

Eran demasiados números, así que fuí a mi casa, no estaba Bombocho ni Chocorrol, regresé a casa de Laddy, le conté todo, ella, obio no me creyó, así que la llevé al mundo de los perros, ella me supicaba que me comportara, claro, estaba invocando al portal, pero al llegar al mundo de los perros, ella quedó atónita, las calles impecables, ni un sólo rastro de contaminación en el cielo, casas pequeñas, y sobre todo, ni un perro, corrimos a la casa de Bombocho, le lanzé el polvo del perro de la catedral y ella quedó aún más atónita al ver el portal que yo invocaba, con los números que conseguí anotar de Frank, entramos al portal, y entonces, hasta yó me quedé atónito.

Cientos de perros, es decir, millones de perros estaban alrededor de unas cabezas colosales, no había otro lugar que no sería este, la isla de Pascua, más portales aparecían, y la isla se hiba llenado cada ves más de perros, localizé a Bombocho, y Laddy, caminando con su bastón, atrás de mí, entonces cuando tomé a Bombocho del hombro, el suelo comenzó a temblar y las cabezas de Pascua de alinearon en la tierra formando un círculo de cabezas, los perros recitaban palabras muy extrañas, y confome hablaban, un triángulo de cristal se materializaba en medio del círculo, entonces, Paloma me gritó en voz muy clara:

-¡Cúbranse el pecho!

Le dije a Laddy lo que me dijo Paloma, y entonces, la carga, estaba en el cielo, los ojos de las cabezas de Pascua se iluminaron de blanco y sus bocas se abrieron mucho, comenzaron a aspirar oxigeno, pero era más que eso, estaban girando, y a su vez, absorbían las insignias del pecho de los perros, que después de ser absorbidos, caían al suelo, inconcientes.

Sentí que algo jalaba mi pecho, así que lo apreté con más fuerza, y ví una luz saliendo de mi caja toráxica, era tanto el esfuerzo, que un hueso delgado de mi brazo, se rompió, inmediatamente, la succión cesó y caí al suelo, al igual que todos los perros, pero yo no caí inconciente, sinó a presionar mi brazo, Laddy estaba bien, los perros, no.

las insignias salieron de las cabezas, soltandolas hacia el triángulo de cristal, formando un halo de luz en su punta, haciendo que esta llegara hacia la carga,  en un grito infernal, esta de desvaneció en el cielo.

-¡Bombocho! no me dejes, porfabor, ¡despierta!

Entonces, la luz de los ojos de las cabezas, iluminó toda la isla, quitando el gas ortodoxo de los cuerpos de los perros, para mi sorpresa, Bombocho era café, y así con todos los perros, ví mis manos, y ni un solo pelo, mi piel estaba nueva.

Entonces, un código salió debajo de los perros inconcientes, activando la luz y llevandoselos.

En Bombocho, se activó el número de mi casa, pero en vez de 1, 2, llevandome a mí a casa.

Al despertar, Bombocho me ladró, sus ojos ya no reflejaban amor y alegría, si no, peligro y desconfianza, rompí en llanto. Mi Bombocho, y mi Chocorrol, se habían ido para siempre.

Luego de una semana, no fuí a la escuela, me la pasé encerrado en mi cuarto, mis padres, al ver mi comportamiento, dejaron contadores de confianza en sus empresas, pasando todo el tiempo con migo.

Luego de un año, hice amigos humanos, mis perros, estaban siendo re-entrenados por mí, pero varios perros no soportaron su nueva vida, Raduka, la atropelló de verdad una camioneta, en fin, ella estará con su hermano.

Mientras dormía, desperté gritando 

-¡El mundo de los perros!

Invoqué el portal, y al llegar, no era el mundo que recordaba, si no, era todo un desierto, lleno de muchas estrellas blancas, grité:

-¡Por qué!...¡Bombocho!

Una luz se iluminó a unos varios metros de mí, talvez, cincuenta metros, tomé la estrella que se iluminó al decir el nombre, rápidamente, fuí al mundo de los humanos, tomé a  Bombocho, quien se despertó alarmado y gruñendome, y le metí la estrella en su pecho.

Esta estrella se esfumó y los ojos de Bombocho recobraron ese signo de amor, y me dijo en voz clara:

-Gabriel, ¿Eres tú?

                                                        Fin del primer libro.

Los perros también lloran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora