El errante

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Todo es mi culpa, el que ella sufriera, el que tuviera que dejar todo, aun así yo la amaba y siempre lo haré.

Quien soy yo, pues eso no importa mucho, solo soy un ser eterno nacido para destruir, ella un ser tan puro que otorgaba el perdon y les daba otra oportunidad a los seres inferiores.

Quien hubiera imaginado que alguien tan puro podría ser mi alma gemela, ambos eternos y juntos, no podría ser mas perfecto ni pedir mas felicidad, pero por desgracia la perfección no existe y la felicidad no es eterna.

Yo deseaba mas poder, tanto que no medí lo que ocasionaría, el poder empezó a consumirme y las reglas de los eternos exigían expulsar a los que eran como yo a dimensiones donde nuestro poder no fuera nada y así lo hicieron, me encerraron en un lugar que mientras mayor fuera el poder mas dolor tendrías.

Ella no estaba dispuesta a perderme, así que rompió las reglas abrió las puertas del lugar en el que me encerraron, para cuando lo hizo yo ya no poseía cordura, ella casi no logro sacarme y cuando lo hizo nos atraparon, la condenaron y a mi me maldijeron.

Separaron su alma de su cuerpo, encerraron su cuerpo en un lugar sagrado y ocultaron las llaves, su alma al no poseer cuerpo hizo algo que si bien no estaba prohibido no era buena idea, tomo prestado el cuerpo de un ser inferior, pero estos no viven mucho y aunque reencarnan no lo hacen al instante por lo tanto ella debía ocupar otro cuerpo y para serle mas fácil consumía sus almas así reencarnaba con ellas, eran 8 almas en total todas puras y anhelantes de una paz absoluta.

Mi maldición buscarla eternamente, al principio cuando su poder aun prevalecía me recordaba pero con los siglos se dejo consumir por el olvido no se si fue voluntario o simplemente era parte de la maldición.

Una de las veces en las que la encontré ella estaba enamorada y casada, ella era feliz con ese hombre, pensé en alejarme pero no pude, simplemente me quede ahí viendo como ella era feliz, luego el murió y yo me acerque a hablarle, ella me miro y dijo -crees que no te reconocí, claro que lo hice, es solo que el amor que sentía esta alma era mas fuerte y yo por primera vez en mucho tiempo recordé mi deber para con ellos y sin mas cayo muerta.

Yo la abrace y llore sobre su cuerpo , un cuerpo viejo que había vivido, tenido una familia, algo que yo no pude darle, no la merecía, entonces durante mucho tiempo solo la observe a la distancia protegiéndola, pensé que ese era mi deber que las almas gemelas de las almas que ella poseía tenían derecho y que seria feliz.

Pero eso es imposible estos seres no siempre ven lo hermoso, algunos solo se concentran en lo malo, llego la inquisición, ella se llamaba Amelia ahora, tenia la piel blanca cual porcelana, los ojos de un hermoso verde esmeralda y su cabello rojo, se parecía tanto a su cuerpo original, pero era una chica algo rara al tener algunos recuerdos a tan corta edad y luego el haber podido despertar poderes, se que había algunos que podían pero estos definitivamente eran de ella, entonces ella aprendió a usarlos, creció y conocio a un joven, yo ya sabia que el era su alma gemela, se casaron y cuando note que ella estaba embarazada me prepare para irme; ya había cumplido; ella ya tenia a quien la cuidara, pero no conté con algo el era parte de la armada y habían descubierto sus poderes y debían asesinarla.

Cuando llegue solo quedaba el con vida y con ella en sus brazos muriendo, yo me acerque para matarlo sabia que podía salvarla, pero ella me miro y dijo -no lo hagas, no es su culpa era su deber- por primera vez hable con un humano que no fuera ella -como pudiste hacerle eso, ella te amaba, era tu alma gemela y no solo a ella, también al hijo que lleva en el vientre- el la miro horrorizado, pero ya era tarde, ella yacía muerta y el hablo -matarme, yo no puedo seguir viviendo, no lo merezco- yo lo mire y le sonreí, tal vez no necesitaba ser el único que sufriera -no te matare, no te atrevas a pedírmelo de nuevo, porque sino te maldeciré haciendo que en cada vida recuerdes este momento mas no quien fue ella para ti y así como recordaras esto, en cada vida te alejaras de ella porque no mereces que te ame- entonces el con suma delicadeza la levanto y la llevo a una barcaza en donde la echo, la lleno de flores y partió con ella, a la distancia dijo -entonces yo solo me encargare de mi muerte y la veré en nuestra próxima vida- e incendio la barcaza.

Pero no permitiría que el se salvara de esta atrocidad y le lance la maldición mientras el lanzaba el ultimo grito de dolor al quemarse vivo abrazado a ella.

Y aquí estaba de nuevo cuidándola, esta reencarnación es justo la del alma gemela del sujeto que maldije, ella ya no poseía ningún poder que pudiera hacerla ver peligrosa en esta vida y aun así volvió a encontrarse con el, solo me quedaba cuidarla una vez mas.

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