Capítulo 1

1.6K 171 85
                                    

Me lo merecía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me lo merecía

Caminaba en grandes zancadas por las frías calles de Disworks a altas horas de la madrugada, la mejor hora para ocultarme. Mantengo la cabeza cabizbaja con la capucha puesta. Me he convertido en un fugitivo de la ciudad. La policía busca mi rastro sin parar y por pura suerte he logrado estar libre durante todo este tiempo. No creo durar mucho más tiempo, ya han estado a punto de capturarme. Soy muy escurridizo y puedo localizar atajos o maniobras fácilmente para escapar. Dicen que es como si el viento me llevará, ya que, corro bastante rápido, es simple intuición junto la adrenalina. La policía me ha dicho que no descansarán hasta capturarme.

El frío nunca ha sido mucha molestia para mí, pero esta vez es diferente, me invaden pequeños escalofríos. Mi sucia sudadera azul ha sido testigo de todas mis atrocidades; Sucia de rojo, sucia de crimen puro... De sangre, para ser precisos: de gente inocente que lastimamente se ha topado conmigo. Si, de verdad me siento culpable, aunque sé que nunca tendré perdón de nadie. Y también se encuentra desgarrada y descuidada. 

Quizá nunca he sido normal... Tal vez, tuve que haber mantenido la calma y no haberme hundido en un abismo sin fin yo solo. Haber continuado mi vida con naturalidad y esas rutinas y hábitos de los más normales.

¡No me puedo controlar!, No sé, no he podido dejar de cometer el mismo crimen una y otra vez. Es como un antojo insaciable. Me hubiera gustado no haber dejado salir mi maldad, mi momentánea locura. Ahora soy... ¡Un maldito monstruo! ¡Cuando mi única meta era ser un padre ejemplar y un generoso esposo! Quisiera poder gritar hasta quedarme sin aliento que ¡Extraño a mi familia!; extraño a mi hermosa Elsa, mi linda y dulce Snowflake. A mi hijo, quisiera volver a jugar con él, volver a despeinar con mi mano su suave y rubio platinado cabello. A mi hija, mi princesa peliblanca de adorables mejillas rosadas, verla sonreír de nuevo. No me lleve una buena imagen de mi hija la última vez que nos vimos, aquella imagen me tala la cabeza de pura culpabilidad, me retuerce las entrañas.

No puedo hacer nada, absolutamente nada para remediarlo y claro está, no quiero entregarme a la policía, no quisiera estar tras las rejas, prefiero estar libre. A no ser que eso me demuestre que tendré mi conciencia un poquito mas tranquila.

Con el tiempo me he dado cuenta de que las calles y vivir como un vagabundo no es exactamente mi hogar, he despertado y quisiera devolver el tiempo. La razón ha vuelto a mi. 

Me sacan de mis pensamientos la extraña sensación de sentirme seguido. Dejo de pensar para mirar detrás de mí, intuición...

Cuando me percato de que se trata empieza a sonar la sirena de una patrulla ya que ellos también notaron que me di cuenta. La luz azul y roja me deslumbra y es cuando pongo a mis piernas a trabajar. Comienzo por correr como siempre suelo hacerlo, dejándome llevar lo más que puedo. Frunzo el entrecejo ante mi concentración, gimo ante el esfuerzo que estoy emergiendo. Mi corazón late desenfrenadamente como un tambor ante la persecución que juega con mi libertad. Mantenía mi mirada hacia atrás, pero la devolví al frente cuando escuché otra sirena y la luz me volvió a cegar. Mas patrullas delante de mí, las cuales me bloquearon las escapatorias de los lados. Detuve mi corrida con mis talones derrapando un poco por la velocidad que había tomado, intento correr a un costado y trepar una patrulla y seguir corriendo, ese era mi plan, pero cuando toque el suelo luego de haber trepado la patrulla un policía se me lanzo encima como un tacleo, luego otro, hasta tener a tres policías aplastándome. Los demás policías con su radio ya empezaban a comunicar:

—¡Lo tenemos! ¡Lo tenemos! —Y justo en ese instante, deje de luchar, deje mi frente caer al sucio piso y me resigne a que me colocarán esas frías esposas ya que...

Me lo merezco.

El Verdadero DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora