⚜ Epílogo ⚜

19.3K 3.7K 1.5K
                                    

Ahora lo sabía

No necesitaba encontrarse en ese momento de pie frente a él para darse cuenta de todo. Mientras sus agiles dedos terminaban de arreglar sus prendas, éstos mismos hormigueaban por querer tocarlo más, por querer sentirlo... como la tarde anterior. Pero si bien era más consciente que nunca de lo que sentía, también entendía y respetaba la decisión de su amo. Jimin no podía dejarlo todo solo por él; un simple sirviente. Él era un príncipe demasiado bueno como para pensar en sus propios sentimientos antes que en sus padres, su hermano, en su reino y la alianza con los demás. Después de todo ese era el destino de un príncipe; sacrificarse por los demás.

Jimin lo veía con una melancólica sonrisa en sus labios mientras él se encontraba sumamente concentrado en dejarlo espléndido para la boda. ¿Sería egoísta de su parte si en un momento así solo estuviera pensando en besar sus labios? Quizás lo que habían hecho el día anterior fue el error más grande de sus vidas. Amarse, entregarse al otro y jurarse amor eterno, era lo peor que podían hacer dos almas que estaban a punto de separarse para siempre. Aún no sabía cómo resistiría despertar cada mañana y no verlo junto a su cama, ya listo para ayudarlo a asearse, vestirse y acompañarlo siempre como su sombra. En pocas palabras, no sabía cómo iba a vivir sin él.

Una vez su tarea terminada, Yoongi dio unos pasos hacia atrás para poder admirar a su amo.

«Se ve tan perfecto como él mismo»

Pensó y una suave sonrisa de dibujó en sus labios, mas ésta desapareció cuando sus ojos se encontraron con los contrarios y solo encontró amargura en ellos, a pesar de que sus labios se esforzaban por elevarse en una sonrisa.

Avanzó rápidamente, dispuesto a tomarlo entre sus brazos, pero en ese momento, alguien interrumpió. Era la reina.

—Yoongi, ¿serías tan amable de dejarme hablar con mi hijo a solas? —pidió, con la sonrisa más amable y sincera que siempre tuvo.

Yoongi miró a su majestad y luego al príncipe. No podía decirle que no a ella, así que tuvo que conformarse con regalarle una última sonrisa al menor antes de asentir y abandonar la recamara.

La reina avanzó hasta su hijo, un poco sensible al verlo tan apuesto en aquel traje. Apenas ayer era un pequeño de año y medio que había aprendido a caminar, un niño de cinco que ya sabía escribir y otro de diez al que le brillaron los ojos por primera vez cuando vio a un pelinegro entrar al castillo, y ahora ya era todo un hombre a punto de dar el paso más importante en su vida y no porque lo deseara.

Jimin se sorprendió un poco cuando su madre lo rodeó con sus brazos y besó su coronilla, susurrándole cuanto lo amaba. Eso lo hizo sentir un poco menos afligido, sabiendo que ella no mentía. Si había algo de lo que estaba más que agradecido en la vida era contar con unos padres que se amaran y que amaran también a sus hijos. En parte, por eso no podía permitirse ser egoísta.

—No te vez muy feliz —habló la reina cuando se alejó un poco de él, pero sin soltarlo.

—No es así, madre. Es solo que... no conozco mucho a la princesa Kim y eso me inquieta —intentó excusarse, pero ¿en serio creía que podía engañar a su madre?

La reina solo rio.

—¿Sabes? Son pocos los que encontramos amor en el lugar menos indicado —Jimin la miró curioso cuando dijo aquello —. Cuando fui obligada a casarme con tu padre, lo odié. Literalmente —rio ella —. Cada noche cuando teníamos que compartir la cama, tiraba una almohada y unas mantas al suelo y le ordenaba que durmiera allí.

Sí, amo [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora